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econocer lo que es real; ella no siempre puede hacerlo.<br />
Puesto que usted tiene que competir con conversaciones electrónicas, canciones<br />
electrónicas ' relaciones electrónicas, trate de separar lo más posible a su hija de esas<br />
pantallas. Recuerde que cuando todo se haya dicho y vivido, usted siempre será un<br />
comunicador mejor que todos los teléfonos móviles. correos electrónicos y demás<br />
aparatos.<br />
Además de robarle un tiempo que podría emplear para estar con usted, las<br />
comunicaciones electrónicas tienen otro peligro para su hija. Estimulan una notable<br />
falta de sinceridad. Debido a esta peculiaridad, los mensajes instantáneos han<br />
conseguido hacerse un espacio propio en la vida de los jóvenes. Muy especialmente,<br />
aprenden a mentir con este sistema como no lo harían si se encontrasen frente a frente,<br />
unos con otros. Y no obran así porque sean malos chicos, sino porque la cosa les hace<br />
gracia. Emplean un lenguaje muy sucio por la misma razón. Por eso las chicas dicen<br />
cosas a los chicos en los mensajes instantáneos que nunca les dirían si estuvieran con<br />
ellos personalmente. Algunas incluso mantienen un tipo de «cyber-sexo» con uno o<br />
con más amigos; amigos y compañeros de clase con los que personalmente apenas<br />
habrían intercambiado unas cuantas frases. Las pantallas de los ordenadores reducen<br />
las inhibiciones.<br />
La mayor parte de las chicas detestan un lenguaje grosero, pero lo practican en los<br />
mensajes porque con esa forma de comunicarse, a base de medias verdades o de<br />
mentiras descaradas, pretenden ser otras personas; y la pornografía verbal forma<br />
parte del mundo de los mensajes electrónicos, que a ellas les resulta divertido e inocuo.<br />
Pero usted conoce mejor la realidad, y sabe que lo que empieza en una pantalla de un<br />
ordenador puede concluir en un verdadero problema.<br />
234 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />
Así pues, haga que su híja se asiente en un mundo real, muéstrese sincero con ella,<br />
confíe en que ella ha de comportarse sinceramente, y no permita que la electrónica los<br />
separe.<br />
Tensión superviviente<br />
A ninguno nos gusta buscarnos situaciones estresantes, pero compartir ese tipo de<br />
situaciones crea lazos muy fuertes. Si existe estrés en su vida —¿y qué vida carece de<br />
él?— utilícelo con su hija para unirse más a ella. Resolver un problema entre ambos,<br />
realizar un proyecto juntos (aunque sean cosas muy sencillas, como montar una tienda<br />
de camping o tratar de arreglar un artefacto roto) puede convertirse en algo muy<br />
agradable. Fíjese en lo que les sucedió a Elliot y a Hillary.<br />
Cuando Elliot cumplió los setenta años, se jubiló de su puesto de cirujano general. A él<br />
la jubilación no le gustaba. No era ni golfista ni pescador. Tampoco le agradaba