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ENSÉÑELE HUMILDAD 99<br />
hablarles de un Dios invisible que les ama. ¿Dónde está ese Dios? Creerán que es un Dios cruel<br />
y que les ha abandonado.<br />
Andy se sentía en esos momentos más enfadado que triste. El antiguo seminarista se<br />
cuestionaba la existencia de Dios.<br />
Después de cenar, les pregunté sobre la conversación que habían mantenido.<br />
—¿Qué es lo mejor que podemos dar a los demás? —les pregunté.<br />
Finalmente llegamos a la conclusión de que todo lo que podíamos dar era esperanza; y que la<br />
única forma de encontrar esa esperanza estaba en Dios. Así pues, nuestro objetivo era mostrarles la<br />
luz divina mediante nuestro trabajo. Nuestra fe nos había llevado hasta allí, y teníamos que actuar<br />
de acuerdo con ella.<br />
Las conversaciones que siguieron entre padre e hija les llevaron a la gran pregunta de la vida.<br />
En esas conversaciones, Andy nunca mencionó la necesidad de vivir humildemente ni el<br />
reconocimiento de los valores que existen en todos. Eso se daba por supuesto. Sus acciones<br />
hablaban por él. Él simplemente vivía su fe. Y su hija Amy seguía sus pasos.<br />
La humildad la hará equilibrada<br />
Los padres dicen siempre que a ellos no les importa lo que hagan sus hijos mientras sean<br />
felices. Yo, que soy madre de cuatro hijos, pienso lo mismo. Soy increíblemente egoísta. Si mis hijos<br />
son felices duermo mejor por la noche y disfruto más por el día.<br />
Pero pensemos un momento: ¿es eso lo que realmente queremos usted y yo para nuestras hijas?<br />
¿Será la felicidad la meta hacia la cual tiendan?<br />
Todos buscamos la felicidad. Es nuestro derecho constitucional. Y la felicidad es un gran estado<br />
vital. Pero si usted le enseña a su hija que la felicidad es su «meta de llegada», podría hacerla<br />
desgraciada. Veamos por qué.<br />
Si hace de la felicidad su meta, tanto ella como usted descubrirán que hay miles de cosas que<br />
podrían hacerla feliz. Quizás conseguir una plaza en el mejor centro educativo. O tener un hijo a<br />
los quince