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ENSÉÑELA A LUCHAR 215<br />
A medida que su hija se vaya haciendo mayor, sus deseos serán más intensos. Por eso tiene<br />
que empezar pronto su adiestramiento. Pero nunca es demasiado tarde, especialmente bajo el<br />
punto de vista de ella. Su hija quiere que usted la guíe. Si permite que sus deseos no lleguen a<br />
ser contrastados y desafiados, tales deseos podrán destruirla. No permita que suceda una cosa así.<br />
Expóngale cuál es su propia moral (sin hacer apología de ella)<br />
Hasta bien cumplidos sus años de adolescencia o,<br />
incluso, los primeros de su veintena, el cerebro de su hija<br />
y su capacidad para tener plena capacidad racional no<br />
estarán del todo desarrollados. La clave para<br />
comunicarse con ella, además de escucharla, es<br />
mostrarse muy claro sobre lo que usted diga y lo que<br />
espera de ella. Los mensajes ambiguos y mezclados no<br />
son muy útiles. Ofrecer muchas opciones es algo que<br />
supera la capacidad de comprensión de casi todos los<br />
jóvenes. Por supuesto, ellos le dirán todo lo contrario,<br />
pero no les crea. Aunque su hija pueda decirle que ella<br />
quiere más oportunidades, nunca podrá manejarlas tan<br />
bien como usted. De hecho, demasiadas opciones, sin la<br />
ayuda de una asistencia adecuada, pueden hacer que<br />
se sienta incapacitada y descentrada.<br />
Proporciónele un conjunto de principios morales que<br />
sean claros. Para ello, usted necesitará que haya claridad<br />
en su mente y, preferiblemente, también en su vida. Si<br />
no quiere mentir a su hija, no le pida que diga, cuando<br />
hay alguna llamada inoportuna, que usted no está en<br />
casa, por ejemplo. Si quiere que sea respetuosa cuando<br />
habla con otros, y con usted, cuide muy bien su propia<br />
lengua. No permita que en su casa se digan insultos ni<br />
palabrotas. Si no quiere que beba demasiado, no lo<br />
haga usted tampoco.<br />
Los jóvenes tienen una capacidad maravillosa para<br />
forzarnos a salir de los límites morales, porque desean<br />
saber cuáles son las reglas de la vida. Quieren hechos,<br />
quieren saber qué piensa usted: y observan lo que<br />
usted hace.<br />
No tema mostrarse severo con su hija por miedo a que se rebele. Sé por experiencia que las<br />
hijas respetan a los padres que se mantienen firmes. Tal vez cuando sea mayor discrepe de sus<br />
opiniones y creencias, pero, al menos, sabrá muy bien qué era lo que usted pen-