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ENSÉÑELE HUMILDAD 95<br />
mente el éxito en su profesión, y que al mismo tiempo sepa darse cuenta de que no es ella<br />
solamente la única responsable de su éxito? Por supuesto. La humildad hará que los logros de su<br />
hija sean más espléndidos todavía; y se sentirá más satisfecha y más feliz que si hubiera tratado<br />
de imitar la vida de Paris Hilton.<br />
El marketing, la publicidad y las modelos del momento sólo conseguirán ofrecer a su hija una vida<br />
dominada por la vacuidad. Pero usted puede encauzarla en otra dirección enseñándole que ella es<br />
valiosa simplemente por lo que en realidad es, y porque usted la quiere. Su vida tiene el mismo<br />
valor que la de los demás. El talento, la inteligencia y la belleza son cosas maravillosas, pero<br />
nunca lograrán que su vida tenga más significado ni le darán más relieve como mujer. Eso sólo se<br />
lo proporcionará la humildad.<br />
La humildad fortalecerá sus relaciones<br />
Resulta dificil pasar por la vida sin encontrarse con alguien que no presuma de alguna cualidad<br />
de la que uno carece; o asistir a una reunión en la que la conversación se centre en una persona o<br />
un tema que uno desconoce; o no verse humillado jamás por un jefe, un profesor, un pariente o,<br />
incluso, un amigo. Todos nos hemos sentido alguna vez estúpidos, débiles o insignificantes; y, por lo<br />
general, en algún momento de nuestra vida nos hemos visto menospreciados por alguien que se<br />
considera superior a nosotros.<br />
Les decimos a nuestras hijas que las chicas inseguras suelen poner motes a sus compañeras en el<br />
colegio. Y, con frecuencia, es cierto. Chicas que son gordas suelen llamar «gordas» a otras; chicas<br />
torpes llaman estúpidas a otras; y muchachas que no tienen el menor encanto llaman «feas» a<br />
algunas compañeras. Las peleonas tratan de sentirse superiores a las demás y proclaman las<br />
debilidades de las otras para afirmar su propia superioridad.<br />
Sin embargo, la humildad impide intimidar y sentirse intimidada. Cuando su hija reconozca que<br />
todos los seres humanos tienen el mismo valor y no se considere por encima de las demás, no se<br />
preocupará por afirmar su superioridad, ni tomará en cuenta las intimidaciones de las necias. Ha de<br />
saber que nuestro valor no está en lo que hacemos, en lo que tenemos o en lo que somos capaces<br />
de ser,