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83899389-Padres-Fuertes-Hijas-Felices

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Iba sin casco y llevaba la ropa de<br />

trabajo, la camisa blanca y las mangas<br />

remangadas, la corbata flotando en torno al<br />

cuello, y las perneras del pantalón metidas<br />

por dentro de los calcetines negros.<br />

Llevaba la camisa empapada de sudor,<br />

mientras pedaleaba colina arriba.<br />

230 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />

Finalmente aparcó la bici y, sin siquiera atusarse el cabello ni sacarse las perneras del<br />

pantalón de dentro los calcetines, echó a andar hacia la pista.<br />

Elizabeth ya había dejado de correr. Se encontraba sentada sobre la hierba del arcén, con<br />

las piernas cruzadas, mirando cómo corrían sus compañeras de clase. Cuando vio a su padre,<br />

se levantó y se fue a su encuentro. Él aminoró la marcha, se detuvo a su lado, dobló su cuerpo<br />

de un metro noventa y, tomando a la pequeña por la cintura, la lanzó al aire por encima de su<br />

cabeza como si fuera una muñequita. Después la cogió por las muñecas y después de hacerla<br />

girar en volandas, la estrechó contra su pecho. La pequeña echó a correr tras sus<br />

compañeras. Se sentía feliz.<br />

Peter había conectado con Elizabeth sin palabras. Había profundizado en su relación con ella. Y<br />

no había sido gracias a su participación en la carrera, sino a haber pasado más tiempo con ella. Y<br />

el momento culminante de ese contacto lo había constituido el momento en el que Peter,<br />

encantado por la presencia de su hija, la había lanzado al aire. Él no le preguntó cómo le había<br />

ido en la competición. Tampoco se sentía ridículo por el aspecto que presentaba. Sin que<br />

mediaran palabras, y de forma inmediata, le hizo saber que la encontraba maravillosa. Eso fue<br />

todo. En eso consistió la conexión.<br />

La mayoría de las madres no arrojamos al aire a nuestras pequeñas. Les hablamos.<br />

Tampoco solemos llevarlas de pesca, ni les ayudamos a construir algún tipo de artilugio los<br />

fines de semana. Los padres lo hacen. Pero tanto uno como otra tenéis que alejaros, en<br />

algunos momentos, de vuestros trabajos diarios. Es necesario que paséis más tiempo de<br />

ocio juntos.<br />

La solitaria adolescencia<br />

Los padres de hoy día quieren que sus hijos tengan teléfonos móviles para que puedan<br />

contactar con ellos en todo momento. También queremos que dispongan de correo<br />

electrónico para que nos envíen mensajes cuando ya estudian lejos de casa.<br />

Dado que la música estimula el desarrollo cerebral, les compramos discos compactos<br />

cuando todavía son muy pequeños, y repro-

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