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al menos, superficialmente— que así tendrán<br />
más éxito.<br />
No permita que eso pase en su hogar.<br />
Párelo antes de que llegue a suceder. Y si<br />
ya se ha producido, trácese un plan para<br />
corregirlo.<br />
Para poder hacer frente al secretismo y la<br />
falta de sinceridad es necesario que usted<br />
sea un modelo de integridad y de fuerza. de<br />
sinceridad y de franqueza. Usted tiene que<br />
ser el líder de su familia. Tanto su esposa<br />
como su hija necesitan un hombre que sea<br />
fuerte, no un ser débil. Y un hombre fuerte<br />
sabe muy bien que nada bueno puede venir<br />
de secretismos; nada bueno viene de que<br />
usted se aísle de su esposa y de su hija;<br />
nada bueno viene de crear situaciones que<br />
166 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />
den pie a la mentira, al abuso del alcohol o la adicción a la pornografía.<br />
Ya sé que usted se encuentra continuamente bombardeado por una imaginería<br />
sexual. Yo también tengo marido e hijo, y sé las tentaciones a que han de enfrentarse<br />
ellos. Los anuncios de índole sexual ejercen un tremendo daño en los chicos y en las<br />
chicas. Pero ese daño se multiplica por tres en el caso de los hombres. La imaginería<br />
sexual atrapa su atención de un modo que no sucede con la mayoría de las mujeres.<br />
No es que las mujeres no estén interesadas en el sexo, sino que, para ellas, los<br />
estímulos sexuales son muy diferentes.<br />
Usted se ve seducido todos los días. En su ordenador de la oficina, o en la pantalla<br />
de televisión de la habitación de su hotel, mujeres de todos los tipos y clases tratan de<br />
seducirle a escondidas. Y el problema radica en que, al principio, ese mirar a<br />
escondidas le parece agradable e inocuo, pero el modelo establecido puede convertirse<br />
en algo devastador. La pornografía aplasta su masculinidad, aunque parezca que la<br />
favorece. La va socavando poco a poco, llevándolo a un mayor aislamiento, a una<br />
mayor debilidad.<br />
De usted depende mostrarse fuerte, darse cuenta de que su familia necesita su<br />
respaldo. Su hija, su hijo, su esposa necesitan que usted viva sin secretos, ya se<br />
refieran a la pornografía o a cualquier otra cosa. La verdad cura; la verdad es la sede y<br />
el núcleo de la integridad.<br />
Amber, una joven que ahora tiene veintiséis años, me contó una historia de su padre<br />
que ilustra muy certeramente este punto. Amber recuerda que cuando tenía quince años<br />
se despertó una noche al oír gritar a sus padres.<br />
—Mis padres raramente discutían —me dijo— y yo no podía entender por qué lo<br />
hacían en esa ocasión. Pero el hecho es que mi madre estaba más furiosa que mi padre.<br />
Aparentemente, había descubierto algo que él estaba haciendo, y no dejaba de llorar y<br />
de protestar. La pobre había estado enferma todo un año, con un linfoma, y había<br />
recibido sesiones de quimioterapia y radiación para curarse. Yo sufría mucho por ella.<br />
Todos nos esforzábamos por ayudarla. Mi hermana menor y yo cocinábamos. Y, por las<br />
tardes, no hacíamos ruido para que pudiese dormir la siesta. Mi padre también se<br />
portaba maravillosamente. Trataba de ayudar todo lo que podía, pero su