SAN AGUSTÍN - Alma de Cántaro

200 Concordancia de los evangelistas 1,2,3
LOS CUATRO AUTORES DE EVANGELIOS CANÓNICOS
2 3- Esos cuatro evangelistas son conocidísimos en
todo el orbe de la tierra. Y, quizá, el motivo de que sean
cuatro haya que verlo en que son cuatro las partes del mundo,
por todo el cual ellos mismos anunciaron de alguna
manera, mediante el simbolismo que encierra su número,
que se iba a propagar la Iglesia de Cristo 16 . Este es el orden
en que escribieron, según se acepta tradicionalmente: el
primero Mateo, luego Marcos, en tercer lugar Lucas, y por
último Juan n. En consecuencia, fue uno el orden por lo que
a conocer y anunciar el Evangelio, y otro por lo que a escribirlo
se refiere. En su conocimiento y anuncio fueron los
primeros quienes, siguiendo al Señor, presente corporalmente,
le oyeron hablar y le vieron obrar, y fueron enviados
por él en persona a evangelizar. En cuanto a ponerlo por
escrito -que hay que creer que aconteció por mandato divino
i_a—, ocupan los lugares extremos dos de los elegidos por
el Señor antes de su pasión: Mateo el primero, Juan el último.
2. 3. Isti igitur quattuor euangelistae uniuerso terrarum orbe notissimi,
et ob hoc fortasse quattuor, quoniam quattuor sunt partes orbis
terrae, per cuius uniuersitatem Christi Ecclesiam dilatari ipso sui numeri
sacramento quodammodo declararunt, hoc ordine scripsisse perhibentur-.
primus Mattheus, deinde Marcus, tertio Lucas, ultimo Iohannes.
Vnde alius eis fuit ordo cognoscendi adque praedicandi, alius autem
scribendi. Ad cognoscendum quippe adque praedicandum primi utique
fuerunt qui secuti Dominum in carne praesentem dicentem audierunt
facientemque uiderunt adque ex eius ore ad euangelizandum missi
sunt. Sed in conscribendo euangelio, quod diuinitus ordinatum esse
credendum est, ex numero eorum, quos ante passionem Dominus elegit,
primum adque ultimum locum dúo tenuerunt, primum Mattheus,
ultimum Iohannes, ut reliqui dúo, qui ex illo numero non erant, sed
16 Cf. nota complementaria 5: El número de los evangelios.
17 Este orden no era umversalmente aceptado. Por ejemplo, el Ambrosiáster, en la
Quaestio IV de las Quaestiones Veteris et Novi Testamenti, propone y fundamenta
este otro: Mateo, Lucas, Marcos y Juan. Dice así: -El orden de los evangelios se fundamenta
en los contenidos- más que en su fecha. En consecuencia, ha de ponerse en
primer lugar a Mateo, porque comenzó con la misma promesa hecha a Abrahán de la
encarnación del Señor; después de él viene Lucas, que narra cómo tuvo lugar dicha
encarnación; el tercero es Marcos, quien afirma que el Evangelio predicado por Cristo
fue prometido en la ley; el cuarto es Juan, quien abiertamente afirma que es Dios aquel
de quien hablan los tres anteriores (Líber quaestionum veteris et novi testamenti.
Appendix quaestionum novi testamenti IV). El mismo orden se halla en un canon
griego de hacia el 400 (cf. H. MERKEL, Die Wiedersprúcbe, p.153, n.l 13)
18 En el número anterior nos indicaba que el escribir el Evangelio era una -autoridad-
que otorgaba Dios por su Espíritu. Agustín tiene especial interés en recalcar que
los autores de evangelios escribieron bajo el mandato divino. Si Dios ha ordenado su
escritura, él está detrás avalando todo, como garante de su verdad.
1, 2, 4 Libro I 201
Los dos restantes no pertenecían al número de aquéllos; no
obstante, habían seguido a Cristo que hablaba en ellos, por
lo que han de ser abrazados como hijos. Por eso ocupan los
puestos centrales y están protegidos por los otros por uno y
otro costado >».
4. Es tradición que de los cuatro sólo Mateo escribió
en lengua hebrea 2°; los demás lo hicieron en griego. Y aunque
parezca que cada cual mantuvo un cierto orden propio
en el relato 21, no se advierte que cada uno de ellos haya
querido escribir como desentendiéndose de lo escrito por su
predecesor, o que haya omitido, por ignorancia, lo referido
por otro. Al contrario, según la inspiración personal recibida
22, hizo de su trabajo una aportación no superflua23.
Se entiende que Mateo asumió el mostrar la estirpe regia
en la encarnación del Señor y la conformidad de la mayor
parte de lo que hizo y dijo con la vida presente de los hom-
tamen Christum in illis loquentem secuti erant, tamquam filii ample[4]
ctendi ac per hoc in loco medio constituti utroque ab eis latere munirentur.
(1044) 4. Horum sane quattuor solus Mattheus Hebraeo scripsisse
perhibetur eloquio, ceteri Graeco. Et quamuis singuli suum quendam
narrandi ordinem tenuisse uideantur, non tamen unusquisque eorum
uelut alterius praecedentis ignarus uoluisse scribere repperitur uel
ignorata praetermisisse, quae scripsisse alius inuenitur, sed sicut unicuique
inspiratum est non superfluam cooperationem sui laboris adiunxit.
Nam Mattheus suscepisse intellegitur incarnationem Domini secundum
stirpem regiam et pleraque secundum hominum praesentem uitam
" Aun los evangelistas que no fueron apóstoles son seguidores de Cristo, y se
vinculan con él a través de los otros; de ahí la imagen plástica de Agustín explicativa
del orden de los evangelistas, según la cual los apóstoles abrazan a los no apóstoles; lo
que significa que éstos se sienten arropados por aquéllos.
20 El dato referido a la lengua en que originariamente escribió Mateo, es decir, el
hebreo, lo puntualiza Agustín por tres veces, y siempre con precaución, es decir,
acompañado de un perhibetur. Cf. nota complementaria 2: Mateo.
21 Ordo narrandi. Agustín se acerca en esta obra a los evangelios como un grammaticus
y desde ese punto los va a considerar y a examinar. El ordo es el modo de la
dispositio establecida por el autor en vista de lograr su objetivo. Los autores sagrados,
en su individualidad personal, tienen su propio ordo narrandi independiente. Cf. nota
complementaria 6: -Ordo».
22 La inspiración sobre la que insistirá repetidamente Agustín es personal e individual.
Cf. nota complementaria 1: Autoridad.
" La afirmación de que los evangelistas no escriben de forma totalmente independiente,
sino en función de lo escrito por los otros y que aporta conscientemente algo
diferente, no es nueva. El conocimiento recíproco de los evangelistas que les llevó a
completarse mutuamente ya lo habían mantenido Orígenes, Eusebio de Cesárea
(Historia Ecclesiastica 3, 24,6-15), Epifanio (Panarion 51,6), Teodoro de Mopsuestia
(Commentarius in evangelium lobannis apostoli, prol. ed. J.-M. Vosté: CSCO
116, p.2). Todo confluye a la tesis fundamental de la obra, a saber, la concordancia de
los evangelistas: las divergencias entre ellos son una cooperatio non superflua a la
causa que los lleva a escribir.