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670 Notas complementarias<br />
interpretación es ésta: Como Mateo centra la atención en la condición<br />
regia <strong>de</strong> Cristo y los reyes suelen llevar séquito, así Mateo tiene a su lado<br />
a Marcos que le sigue (1,3,6; 4,10,11).<br />
Pero Agustín, en la presente obra, mira a Mateo, igual que a los<br />
<strong>de</strong>más evangelistas, con ojos <strong>de</strong> crítico literario. En ese contexto se<br />
coloca esa primera presentación clara y explícita <strong>de</strong> la intentio, como<br />
clave interpretativa, a la que ajustará <strong>de</strong>spués los particulares (2,4,11).<br />
A nivel <strong>de</strong> crítica textual, advierte una variante en los códices referida<br />
a Mt 9,24 (puella/mulier), pero no hace problema <strong>de</strong> ella, explicándola<br />
como un modismo hebreo (2,28,68); otra referida a Mt 10,3<br />
(Thad<strong>de</strong>um/Leb<strong>de</strong>um), <strong>de</strong> la que tampoco hace problema pensando<br />
en que dicho personaje pudo tener dos nombres (2,30,70).<br />
Literariamente, Agustín no resalta ningún aspecto particular. En<br />
cuanto al ordo, es él quien más habitualmente sigue el ordo rerum,<br />
aunque los casos en que sigue el ordo recordationis no sean raros. En<br />
su narratio unas veces opta por la narratio aperta (2,30,74) sirviéndose,<br />
si es preciso, <strong>de</strong> la copia verborum (2,76,146), mientras otras<br />
antepone, acompañando con frecuencia a Marcos, la narratio brevis<br />
(2,28,66; 2,17,37), sobre todo en el relato <strong>de</strong> la pasión (3,6,24;<br />
3,7,27; 3,16,53). Pasión que todos los evangelistas narraron con brevedad,<br />
si se tiene en cuenta la realidad <strong>de</strong> los hechos; brevedad en la que<br />
a Mateo sólo le aventaja Marcos (3,13,47). Es la misma exigencia <strong>de</strong><br />
brevedad la que le lleva a servirse <strong>de</strong>l compendium, introduciendo<br />
incluso expresiones personales (ex persona sud) (2,80,157). De las<br />
figuras literarias Agustín advierte en él el uso <strong>de</strong> la syllepsis y <strong>de</strong> la<br />
sinécdoque, aunque rehuya dichos términos y prefiera la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong><br />
las figuras (cf. nota complementaria 27: Sinécdoque).<br />
[3] Juan. Juan representa un caso aparte <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los evangelistas.<br />
Agustín lo i<strong>de</strong>ntifica con el discípulo amado (3,24,69; cf. D.<br />
DIDEBERG, Saint Jean, le disciple bien-aimé, révélateur <strong>de</strong>s secrets du<br />
Verbe <strong>de</strong> Dieu, en A. M. LA BONNARDIÉRE [dir.], Saint Augustin etla Bible<br />
[Paris 1986] 189-201), siendo, por tanto, testigo presencial. Nada afirma<br />
respecto a las circunstancias que le condujeron a escribir el libro,<br />
tan abundantes en la tradición patrística, a saber, que fuera presionado<br />
a hacerlo por sus condiscípulos (Fragm. Muratonianum), o por sus<br />
discípulos (Clemente Alejandrino, en EUSEBIO DE CESÁREA, Hist. Eccl.<br />
6,4,7), o por los fieles <strong>de</strong> Asia Menor (TEODORO DE MOPSUESTIA, Comentario<br />
al Evangelio <strong>de</strong>l apóstol Juan, ed. J. M. VOSTÉ: CSCO 116 p.3) o<br />
por los obispos <strong>de</strong> la misma región QERÓNIMO, De viris illustribus 9).<br />
Ninguna referencia tampoco a que lo compusiera para completar a los<br />
<strong>de</strong>más, como aseguran Eusebio <strong>de</strong> Cesárea (Hist. Eccl. 3,24,7), Epifanio<br />
(Panarion 51,6,5), Jerónimo (ib.), o a que lo compusiera en su vejez<br />
(EPIFANIO, Panarion 51,12,2).<br />
Aunque no afirma, como Clemente Alejandrino, que escribiera un<br />
evangelio espiritual (EUSEBIO DE CESÁREA, Hist. Eccl. 6,4,7), Agustín sintoniza<br />
con la i<strong>de</strong>a. Lo consi<strong>de</strong>ra el más eminente (eminentissimus) <strong>de</strong><br />
todos los evangelistas (2,6,18), el que <strong>de</strong>staca sobre los <strong>de</strong>más por la<br />
altura <strong>de</strong> sus objetivos. Mientras los otros se quedan a ras <strong>de</strong> tierra, él,<br />
tanto en su evangelio como en sus cartas, trascien<strong>de</strong> la nube que cubre<br />
la tierra y alcanza el cielo limpio hasta centrar su mirada sobre todo en<br />
la divinidad <strong>de</strong>l Señor por la que es igual al Padre (1,4,7).<br />
Notas complementarias 671<br />
En consonancia con ello le atribuye el águila. En efecto, como<br />
águila vuela por encima <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad humana y contempla la luz <strong>de</strong><br />
la verdad con el ojo sumamente penetrante y fijo <strong>de</strong>l corazón (1,6,9;<br />
4,10,15; cf. también In lo. ev. 15,1; 36,1; 40,1; 48,6; Sermo 20 A,8;<br />
120,1; 135,7,8). Partiendo <strong>de</strong> esta caracterización simbólica, Agustín<br />
<strong>de</strong>scribe a Juan con las características que la ciencia popular atribuía al<br />
ave (cf. H. I. MARROU, Saint Augustin et la fin <strong>de</strong> la culture antique<br />
[Paris 1938], p. 140), haciendo hincapié en la fuerza y penetración <strong>de</strong><br />
su mirada.<br />
Se distingue <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más en que se <strong>de</strong>tiene más en las palabras <strong>de</strong>l<br />
Señor que en sus hechos. Palabras praecipue divina (2,48,102;<br />
4,10,13),yportanto/>raec/ar«ef sublimia(33,9; 4,10,11; 4,10,19).<br />
Todo ello expresado con frecuencia en tono lleno <strong>de</strong> admiración: quam<br />
magnum, quam prolixum, quam diu supernum et excelsum!<br />
(4,10,15); quam mirabilia, quam divina, quam excelsa! (4,10,16).<br />
En efecto, se ocupa particularmente <strong>de</strong> las que manifiestan la unidad<br />
trinitaria y la eterna vida feliz (1,5,8; 2,45,93; 2,48,102). Juan fue casi<br />
el único que recogió los textos que afirman la divinidad <strong>de</strong> Jesús, y<br />
forman parte <strong>de</strong>l patrimonio exclusivo suyo (1,4,7). Asumió el encarecer<br />
la divinidad <strong>de</strong> Cristo (4,8,9). Con todo, en su evangelio Juan<br />
anunció y predicó el mismo Cristo, verda<strong>de</strong>ro y veraz, que anunciaron<br />
los otros tres autores evangélicos y los <strong>de</strong>más apóstoles (4,10,19).<br />
Nada extraño, pues, que mientras los otros son símbolos <strong>de</strong> la vida<br />
activa, la obra <strong>de</strong> Juan sea toda ella un encarecimiento <strong>de</strong> la contemplativa<br />
(1,5,8). Pero una contemplación que no olvida la caridad. Al respecto<br />
es hermosa la conclusión <strong>de</strong> la obra: -Cuanto más eleva a la<br />
contemplación <strong>de</strong> la verdad, tanto más preceptúa la dulzura <strong>de</strong> la caridad...<br />
en el evangelio que recomienda a Cristo mucho más excelso que<br />
los <strong>de</strong>más, este Cristo lava los pies a sus discípulos» (4,10,20).<br />
Sin embargo, aunque suela andar, como águila, por las alturas, <strong>de</strong><br />
vez en cuando se junta con los otros en su caminar por la tierra <strong>de</strong> forma<br />
momentánea, para luego empren<strong>de</strong>r el vuelo y separarse <strong>de</strong> ellos<br />
(2,45,94; 2,48,102; 4,10,11.15). No se olvida <strong>de</strong> hacer el elenco <strong>de</strong><br />
esos pocos pasajes en que Juan acompaña a los <strong>de</strong>más evangelistas, a<br />
saber: junto al Jordán, en la multiplicación <strong>de</strong> los panes y marcha sobre<br />
las aguas, en la unción <strong>de</strong> Betania y en la pasión (4,10,19).<br />
Al hablar <strong>de</strong> Juan, Agustín recurre a un tono lírico que no usa para<br />
los <strong>de</strong>más, particularmente en la última parte <strong>de</strong>l libro cuarto, <strong>de</strong>dicado<br />
a lo que es propio <strong>de</strong> Juan. No es sólo pura <strong>de</strong>voción personal, sino que<br />
quiere ponerse a tono con el estilo <strong>de</strong>l evangelista.<br />
Juan ha optado por el estilo sublime, término que aparece repetidas<br />
veces en la pluma <strong>de</strong> Agustín; con él califica tanto el contenido <strong>de</strong> las<br />
palabras <strong>de</strong> Jesús (multaque alia mireque sublimia: 4,10,19), como la<br />
misma narratio <strong>de</strong> Juan (sublimius fertur: 2,48,102). Es <strong>de</strong>cir, Juan<br />
eligió un estilo a tono con lo que escribía (cf. De doctrina christiana<br />
4,19,38).<br />
Respecto a la narración, la <strong>de</strong> Juan es la más larga <strong>de</strong> todas las<br />
evangélicas, aunque aun así es breve en comparación con los hechos<br />
(3,13,47). Longitud que, sin duda, es un tributo a la narratio aperta.<br />
Lo vemos en la comparación que en un par <strong>de</strong> ocasiones establece con<br />
Marcos, el maestro <strong>de</strong> la narratio brevis: lo que éste <strong>de</strong>ja occulte, Juan