SAN AGUSTÍN - Alma de Cántaro

714 Notas complementarias
rente, en los distintos pasajes han de entenderse de distinta manera, y a
veces aparecen ya con la explicación adjunta- (2,30,72; 3,25,80).
Agustín no está hablando en teoría, sino refiriéndose en concreto a
la Escritura. No sólo el evangelista se sirve de esa doble forma de
expresión; también el mismo Señor lo hizo. La realidad es frecuente en
la Escritura y Agustín pone como ejemplos los términos tentatio, puer,
sapiens, onus (2,30.71.72). Este doble nivel de lenguaje lo designa
Agustín en una ocasión con los términos spiritualiter y corporaliter. La
comprensión espiritual, a su vez, suele designarla también con el término
mystica significatio (2,30,75; 2,75,145) o figurata significatio
(2,30,72; 3,25,80), que puede ser múltiple (2,30,72). Otra forma de
expresarlo es indicar la existencia de un misterio, mysterii gratia
(3,25,86).
La constatación de esa realidad literaria le permite armonizar más de
un caso de divergencia entre evangelistas. Hay que decir que no abusa
del principio y recurre a él sólo cuando el pre-juicio de la verdad le
obliga a ello. De ordinario, como ya señalamos, prefiere la armonización
desde el significado propio de los términos.
Indicamos que se servían del lenguaje figurado tanto los evangelistas
como el Señor; así en las palabras como en el pensamiento. En cuanto
a las palabras, el evangelista Mateo (28,1) usa -tarde» con el significado
de «noche», en una especie de sinécdoque (3,24,65; cf. nota complementaria
27: Sinécdoque). Respecto al pensamiento, resulta evidente
para Agustín en el uso del número de las genealogías. Con el número 40
de generaciones que señala, Mateo quiso significar, de acuerdo con su
presentación de la función regia de Cristo, el tiempo en que conviene
que Cristo nos gobierne en este mundo y en esta tierra (2,4,8); igualmente
la estructura misma de la genealogía, que en Jeconías forma una
especie de ángulo, es un lenguaje figurado (praefigurabat) para indicar
que Cristo había de pasar de la circuncisión al prepucio (2,4,10).
También el número 77 de Lucas es asimismo un lenguaje figurado
(significatur) pan indicar el perdón de todos los pecados (2,4,12-13)
Mt 27,9-10, a su vez, ha sido introducido de propia iniciativa por el
evangelista eleganter et mystice, que en este caso consiste en su referencia
al precio pagado por Cristo (3,7,31)
Aplicado a las palabras del Señor, Agustín utiliza el recurso de
manera no uniforme. Las posibilidades que contempla Agustín son éstas;
Referida a un término concreto: a) Este es usado en sendas sentencias
con diferente significado: uno propio y otro figurado, y un evangelista
recoge una sentencia y otro otra. Referida a una o varias sentencias.
b) El Señor ha hablado en sentido propio y en sentido figurado y un
evangelista ha recogido lo primero y otro lo segundo, c) El Señor ha
hablado en lenguaje figurado y un evangelista lo ha expresado de una
manera y otro de otra, pero coincidiendo.
a) En un caso argumenta afirmando que un único término es
utilizado en doble significación por el Señor; que se ha servido a la vez
del sentido propio y de uno figurado, según una práctica no rara. Sin
posibilidad de duda se advierte en Mt 6,3, y no reconocerlo es signo de
atrevimiento e ignorancia (2,30,76). A este criterio recurre para la
armonización de Mt 10,10 y Le 9,3 con Me 6,8-9. Excluida la posibilidad
de que se trate de sentencias pronunciadas en contextos diferentes,
Notas complementarias 715
no halla otra vía de solución que admitir que el Señor usó el término
virga con doble significado (sub alia signíficatione). La dificultad se
obvia afirmando que el Señor dijo una y otra cosa, pero partim proprie,
partim figúrate (2,30,71.74-76). La objeción surge de que ningún
evangelista recogió las dos sentencias del Señor; de haberlo hecho así,
hubiese sido más fácil comprender que se trataba de un doble significado
ante la improbabilidad de que él se hubiese contradicho tan abiertamente.
La misma solución ha de aplicarse respecto a lo dicho en los
mismos pasajes sobre el calzado y las túnicas (2,30,76).
b) En otros casos no se trata de que un término sea utilizado en
doble significado, sino de sentencias pronunciadas en sentido figurado.
Es lo que Agustín percibe respecto a Le 13,3 2. En dicho texto, dado que
contradeciría a lo que efectivamente acaeció, no cabe sino la interpretación
figurada (mystice ab illo et figúrate dicta intelleguntur)
(2,75,145). Dicho texto, al no tener paralelos, no crea problema de
armonización; pero le sirve a Agustín para deducir la necesidad de
entender también en sentido figurado Le 13,35, en aparente contradicción
con Mt 21,9 (cogit... etiam illud mystice intellegi). En la circunstancia,
Lucas abandona el sentido propio (entrada de Jesús en Jerusalén)
en el que se expresa Mateo, para referirlo a la segunda venida del Señor
(2,75,145).
El mismo proceder le sirve para armonizar Mt 24,20 y Me 13,18 con
Le 21,34-36. Aquí, al revés de antes, es Lucas quien expresa con lenguaje
propio lo que Mateo y Marcos habían indicado con lenguaje figurado,
y en este sentido sirve, como es su costumbre, a la claridad (inlustrasse
sententiam). El término sabbatum de Mateo está usado en sentido
figurado, en cuanto significante (significatum) del libertinaje que prohiben
las palabras de Lucas (2,77,151).
c) En otro caso, nos encontramos con que la armonización llega a
través del sentido figurado, pero de ambos textos divergentes; en este
caso Mt 24,17 y Me 13,15, por una parte, y Le 21,21b, por otra. Sin
formulaciones de principio, Agustín afirma que en la variedad de expresiones
verbales dijeron lo mismo, con la particularidad de que ninguno
habló en sentido propio, sino todos en el figurado, término que Agustín
no menciona aquí, y es en él donde se da la coincidencia. La situación de
la persona respecto a la ciudad cercada indica la actitud del alma ante
esta vida terrena (2,77,150).
En este apartado podemos incluir también la mutatio verbi que
respecto a Mt 24,15 aporta Me 13,14, que no es sino una perífrasis que
sirve a la claridad (exposuit) de la sententia (2,77,149). No se trata
sino de lo que Agustín define también el alia pro aliis quae tamen
idem valeant (2,12,28)
Si nos fijamos en la res expresada en la locutio figurata percibirnos
realidades de contenido moral (2,30,74-76; 2,77,150.151), profético
(3,25,86) o cristológico (2,4,8.10; 2,75,145).