Arte e Educação - Fundação Bienal do Mercosul

damental de la Secretaría Municipal de Educación
de Santo André y es el director de estudios de
pos-grado de educación de la Universidad de Río
Grande do Sul. Villela es un pedagogo general,
no vinculado específicamente al arte. Lo
interesante de su trabajo es que se concentra en las
posibles redefiniciones de la actividad pedagógica
desarrollada fuera de los límites físicos de la
escuela. Esta actividad se manifiesta dentro de lo
que Zygmunt Bauman define como la “sociedad
líquida”, una sociedad armada por flujos y redes.
En ella la escuela ha perdido su solidez —el
aprendizaje se produce en no lugares y el maestro
pregunta y escucha tanto o más que lo que responde
y dice—. Villela se interesa por una
sociedad pos-democrática, en la cual las minorías
no se someten a la mayoría electoral sino que
mantienen sus posiciones en una red de posiciones.
Ted Purves, profesor en el California College of
Art, nos vuelve a proponer formas de pasar de la
actividad privada a la pública en el arte y de explorar
la activación creativa de la comunidad en
relación a otras comunidades, promocionando la
“interlocalidad” como medida correctiva del
globalismo económico. Purves estudia los casos
de colectivos que generan cultura de utilidad social.
Trata de reubicar al público en relación a la
obra artística y de subrayar el aspecto relacional y
democrático en la comunicación artística. Y finalmente
tenemos a Alfredo Olivera, el originador
de Radio La Colifata. Esta emisora radial es operada
por los pacientes del hospital psiquiátrico
José T. Borda de Buenos Aires. Radio La Colifata
es un instrumento de conscientización tanto para
los pacientes como para el público general oyente.
Hay aquí un proceso que muestra un paralelo
fascinante con la situación y la relación de
comunicación/incomunicación del artista. Tanto
en la actividad artística como en la propuesta de
La Colifata hay intentos de una expansión del
conocimiento, de una exploración de la
excentricidad y de la “otredad” que fragmentan
nuestra sociedad y que dificultan tanto la
decodificación como la aceptación mutua. La
Colifata trata de superar todas estas barreras y nos
ofrece un modelo asombrosamente preciso para
repensar los temas de la enajenación artística, la
enajenación pedagógica, y en última instancia la
enajenación general que nos separa en lugar de
permitirnos vivir en comunidad.
Quiero agregar aquí, antes de terminar, que el
trabajo que el equipo de la Bienal desarrolló con
respecto a las escuelas del estado de Río Grande do
Sul fue fundamental. Gracias a los esfuerzos
sobrehumanos de Marcia Coiro, quien fuera
Directora de Pedagogía del estado antes de decidir
ayudarnos en este proyecto, se organizaron más de
cincuenta reuniones con profesores en distintas
ciudades. Con ello se preparó el terreno para una
relación simbiótica entre la Bienal y las escuelas.
Antes de trabajar en este proyecto pensé que la
comunicación con los docentes iba a ser difícil. Me
temía que los maestros, especialmente los que tenían
más años en el trabajo, verían la Bienal como un
ataque a su rutina, como un trabajo agregado a una
tarea ya abrumadora en demasía. Era posible,
además, que creyeran en una educación de arte
académica con naturalezas muertas y figura humana.
Me temía que los estaríamos forzando a una
revisión de viejas tradiciones fosilizadas y cómodas.
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