REVISTA EJÉRCITO Nº 848 NOVIEMBRE 2011 - Portal de Cultura ...

General Cassola
principales cuestiones a resolver era la ordenación
de los ascensos, regulados teóricamente por el
principio invariable de la antigüedad, tratando de
erradicar la arbitrariedad y el nefasto dualismo.
Pero continuando la vieja tradición, la proclamación
de Alfonso XII fue motivo de numerosos
ascensos y, siguiendo la política de atracción de
los mandos militares, la boda del Rey se celebra
con recompensas y ascensos para todo el Ejército.
La primera oportunidad de reforma está representada
por la Ley Constitutiva de 1878, que
quiso ser un instrumento legal para reconducir
al Ejército a sus funciones específicas. Disponía
que una ley de ascensos consignará el derecho y
los medios de alcanzarlo e introduce la novedad
que el empleo militar es una propiedad con todos
los derechos y goces que las leyes y reglamentos
consignan. Pero no trata el candente problema
de los ascensos, el dualismo en los empleos y
otros aspectos de gran influencia sobre la moral
de la oficialidad.
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En 1886 hay un intento de volver atrás, cuando
el general Jovellar propone introducir la elección
en el sistema de ascensos. Pero la idea de la
reforma militar históricamente está representada
por el general Cassola, nombrado ministro de
la Guerra en 1887, que presentó a las Cortes
el proyecto de una nueva Ley Constitutiva del
Ejército; que representaba el plan de reformas
más completo y moderno de su tiempo. Sus propuestas
no llegaron a buen fin, pero para suprimir
el favoritismo, después de largos debates en las
Cortes, aparecen el Decreto de 26 de octubre de
1888 y la Ley Adicional a la Constitutiva del Ejército
que tratan de poner en práctica el decreto
de Narváez de 1866: No se concederá ascenso
alguno sin vacante que lo motive y los oficiales
particulares ascenderán en tiempo de paz hasta
el empleo de coronel inclusive, por rigurosa antigüedad
sin defectos; quedando prohibida así en
paz como en guerra la concesión de grados, lo
mismo que las recompensas y gracias de carácter
colectivo. El ascenso a oficial general, en las
distintas categorías, será por elección.
En 1890 aparece el Reglamento de Ascensos
en tiempo de paz y al año siguiente el de Clasificación
de aptitud y postergación, que desarrollan
lo dispuesto en la ley Adicional. Establecen las
condiciones necesarias de aptitud y que cuando
exista una modificación en la hoja de servicios
se deberán detallar las causas del mérito o demérito.
También dispone que al ascenso a general
de brigada se publicará integro el historial de la
hoja de servicios en el Diario Oficial, uso que
duró hasta la II República.
Después del Desastre del 1898, con la repatriación
de las tropas de Ultramar se incrementa
el viejo problema del exceso de mandos y se
inicia una nueva etapa de reformas, tratando
de perfeccionar el sistema. El general Polavieja
propone establecer, dentro de la antigüedad,
pruebas de aptitud para ascender a jefe y al generalato,
como garantía de un mejor servicio.
El general Luque, en 1906, primero invita a los
oficiales de todas clases a mejorar sus aptitudes
física y militares y después lo exige, con la amenaza
del pase a la reserva o retiro a quienes no
las reúnan.
En 1915 el general Echagüe propone la realización
de pruebas para garantizar la buena
aptitud para el mando y el general Luque, otra