REVISTA EJÉRCITO Nº 848 NOVIEMBRE 2011 - Portal de Cultura ...

puede llegar a tener una influencia nefasta en
las misiones militares por la descalificación general
que provoca el exponer errores o abusos
—siempre posibles y corregibles— pero que, una
vez hechos público, la descalificación se hace
irreversible y la corrección ineficaz.
En cuanto al ejercicio de la autoridad no se
puede perder de vista que en las áreas de despliegue
y de actuación concurren hoy diversas
autoridades, con confusas atribuciones, unas
internacionales (UN, UE, etc), otras nacionales
y locales, militares y civiles, agencias, ONG,s y
empresas privadas, y sin definición de zonas de
acción, espacios de uso militar exclusivo y sin
declaración de estado de guerra. En estas condiciones
hay que reconocer que la libertad de
acción de la autoridad militar y la iniciativa para
el ejercicio del mando se ven muy coartadas, en
claro detrimento de la eficacia en la misión.
PRINCIPIOS Y PROCEDIMIENTOS
Para afrontar los siete cometidos básicos que
han de satisfacer nuestras unidades en sus misiones
actuales, ya apuntados, es absolutamente necesaria
la presencia, real o potencial, de potencia
de combate, en los cuatro militares por razones
obvias, y en los tres no militares para atender a la
protección de bienes y personas. Cualquier otro
valor o capacidad no militar sería absolutamente
ineficaz, sino contraproducente, para hacerlos
efectivos, y haría innecesaria la presencia militar.
Por tanto, las misiones militares actuales han de
realizarse, necesariamente, desde criterios tácticos
y no desde otros.
En este orden de ideas, la doctrina, que
es la expresión precisa, concreta y articulada
de los principios, preceptos y procedimientos
tácticos, y rige, por tanto, todo empleo eficaz
de las unidades, constituye el instrumento fundamental
para el cumplimiento de todas las
misiones militares, bélicas y no-bélicas, y sin
perder de vista que la doctrina se confecciona
para un Ejército concreto y determinado y no
para otro, por lo que ha de estar en absoluta
consonancia con la realidad nacional, con su
historia y geografía, posibilidades y recursos,
y con la idiosincrasia de su sociedad, lo que
descarta radicalmente toda tentación de trasplantes
doctrinales.
Nivel Operacional y Táctico
la victoria es inalcanzable
si no se gana antes la
batalla de la imagen y
la opinión
De este instrumento, los principios son sus
valores primarios porque son las afirmaciones,
juicios y axiomas sin precedentes o fundamentos
anteriores 9 y, por tanto, el soporte esencial de la
teoría táctica nacional, que se convierte así en la
piedra angular del pensamiento militar.
La voluntad de vencer, firmeza y determinación
inequívoca, permanente e irrenunciable, de acudir
y combatir para imponerse y vencer, constituye el
impulso y valor esencial para acometer toda acción
militar, incluidas las nuevas misiones militares. Es el
único valor que puede mover a imponerse, disuadir,
reducir y proteger, muy especialmente cuando
los actores son múltiples, la autoridad difusa, el
mando se ve coartado y la opinión pública presiona
como una gran fuerza reactiva.
La libertad de acción, condición imprescindible
para decidir, preparar y ejecutar, tiene también
un extraordinario valor para las misiones
actuales, en las que, además de superar las dificultades
ya señaladas, se requieren grandes dosis
de flexibilidad para afrontar situaciones muy
cambiantes y con una coordinación muy escasa,
por no decir nula. Las reglas de enfrentamiento
y protocolos de actuación, siempre sumamente
restrictivos, tienden a contrapesar este valor, por
lo que es necesario ejercitarlo en el más alto
grado posible, desde la seguridad que sin él el
fracaso está garantizado.
La capacidad de ejecución, conocimiento
debidamente asimilado de los contenidos profesionales
y la pericia para llevarlos a cabo con
eficacia, es un valor fundamental para concebir,
decidir y realizar con eficacia toda acción militar.
Tiene por tanto un indiscutible valor también
para las misiones actuales, porque es la única
forma de lograr, racionalmente y con la violencia
mínima indispensable, la imposición, la reducción,
la disuasión y la protección.
En cuanto a los procedimientos hay que señalar
que la doctrina siempre resaltó su valor.
REVISTA EJÉRCITO • N. 848 NOVIEMBRE • 2011 87