REVISTA EJÉRCITO Nº 848 NOVIEMBRE 2011 - Portal de Cultura ...

aseguraba el pasado mes de septiembre la periodista
tunecina Nabila Hamza. «Estas revoluciones
—sentenciaba Hamza durante un encuentro
de periodistas árabes celebrado en Madrid— han
sido la constatación de que existe una sociedad
civil en el mundo árabe que ha dicho «basta ya»
a décadas de represión».
Pero ¿cuáles fueron los factores que contribuyeron
a que estas sociedades hicieran frente
a esos regímenes totalitarios y autocráticos que
las habían dominado y reprimido durante décadas?
¿Por qué precisamente ahora y no en otro
momento? ¿Qué circunstancias se dieron para
que comenzaran las movilizaciones masivas que
consiguieron derrocar a líderes tan emblemáticos
como el ex presidente egipcio Hosni Mubarak,
eterno aliado de Occidente en la región?
ORÍGENES Y OBJETIVOS DIFERENTES
Al margen de teorías aisladas que focalizaban
el centro de atención en Occidente como instigador
en la sombra de las protestas, para entender
lo que está ocurriendo en el mundo árabe desde
que, a fi nales de 2010, comenzaran a producirse
las revoluciones que han culminado con el
derrocamiento de los gobernantes totalitarios
que regían en países como Túnez, Egipto o Libia
es conveniente partir de la base de que, como
asegura Aiman Zoubir, «a pesar de que en todos
estos países la lengua es la misma, así como la
religión y las tradiciones, sería un error pensar
que un territorio tan extenso puede analizarse
como un bloque compacto».
Por ello, hay que analizar el origen de las
revueltas país por país, centrándonos en los tres
que han logrado derrocar a sus gobernantes (Túnez,
Egipto y Libia) y en un cuarto, Siria, que se
encuentra ahora en el punto de mira de la comunidad
internacional. ¿Cuáles eran los objetivos
que perseguían los manifestantes (denominados
rebeldes en el caso libio) en cada uno de estos
países? Porque, si bien en Túnez y Egipto el origen
y los objetivos eran, a priori, similares, no
puede decirse lo mismo de países como Libia o
Siria. Tampoco el fi nal de los regímenes dictatoriales
ha corrido la misma suerte, y en ello han
jugado, y están jugando, un papel fundamental
las Fuerzas Armadas que, hasta ahora, sostenían
(en Siria lo siguen haciendo) a estos regímenes.
Ya nada volverá a ser
igual en estos países, ni
siquiera en un Occidente
denostado por muchos por
haber permitido, durante
décadas, la perpetuación de
los regímenes totalitarios
que ahora están siendo
derrocados
Seguridad y Defensa
No es difícil comprobar que el transcurso de
los acontecimientos no ha sido el mismo en
Túnez (con el ya depuesto y condenado ex presidente
Ben Alí, derrocado tras un mes de protestas);
en Egipto (país en el que los opositores
al régimen también lograron derrocar a Hosni
Mubarak —quien ahora está siendo juzgado—
después de 18 días de masivas manifestaciones);
en Libia (donde los «días de gloria» de Muamar
al Gadafi —desaparecido por el momento— parecen
haber llegado a su fi n, tras seis meses de
guerra abierta entre partidarios y detractores del
dictador, estos últimos apoyados militarmente
por la comunidad internacional); o en Siria (país
hacia el que ahora se vuelven las miradas de
los países occidentales, una vez que el esfuerzo
bélico empleado en Libia ha obtenido los resultados
esperados).
Incluso conviene reparar en que países en los
que muy bien podría haberse dado una situación
parecida, las reformas anunciadas por sus
gobernantes (como en el caso de Marruecos),
los recientes cambios de Gobierno a través de
golpes de estado (caso de Mauritania) o quizás
el escaso interés informativo que han despertado
en los medios de comunicación y la censura informativa
ejercida por el régimen (véase el caso
de Argelia) han favorecido que las revueltas se
hayan aplacado y no hayan trascendido como lo
han hecho en países vecinos que ahora hacen
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