Brindis con Witold - Ministerio de Educación
Brindis con Witold - Ministerio de Educación
Brindis con Witold - Ministerio de Educación
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CREACIÓN LITERARIA<br />
el que me escogió a mí. Imagínate, en cuanto me<br />
vio en el aula se acercó a mí y me invitó a un<br />
café. ¿Pero qué dices? – fue mi respuesta – el profesor<br />
está a punto <strong>de</strong> venir, y él me <strong>con</strong>testó que<br />
el profesor y Fe<strong>de</strong>rico García Lorca podían esperar,<br />
pero yo no.<br />
Y así empezó todo. Así empezó este gran amor<br />
<strong>con</strong> un chico que vino a Granada a estudiar la<br />
poesía y el teatro <strong>de</strong> Lorca. Menos mal que nos<br />
<strong>con</strong>ocimos al poco tiempo <strong>de</strong> venir él, teníamos<br />
por <strong>de</strong>lante tres meses enteros. No te imaginas<br />
lo maravilloso que fue. Todo fue perfecto.<br />
Nuestros encuentros, nuestras caricias, nuestros<br />
besos, primero fugaces y luego llenos <strong>de</strong> pasión;<br />
las callejuelas por las que, embelesados el uno en<br />
el otro, íbamos hasta el barrio <strong>de</strong>l Albaicín y<br />
Sacromonte... De repente empecé a ver mi ciudad<br />
<strong>con</strong> otros ojos. La veía romántica y acogedora,<br />
como si alguien la hubiera re<strong>con</strong>struido <strong>de</strong><br />
la noche a la mañana o la hubiera encantado.<br />
“Juana, elige la nube que más te guste. Nos subiremos<br />
a ella y volaremos hasta nuestros rin<strong>con</strong>es<br />
secretos“ y cogidos <strong>de</strong>l brazo corríamos tan<br />
rápido que parecía que realmente estábamos<br />
volando. A Sacromonte íbamos a ver flamenco.<br />
Sabes que allí están excavadas al pie <strong>de</strong> la montaña<br />
pequeñas habitaciones.Viven allí los gitanos y<br />
nosotros íbamos a verles bailar. Nunca antes había<br />
estado allí hasta que me llevó Jozˇko. Ni siquiera<br />
sabía cómo eran esas viviendas en el suelo. Mis<br />
padres, como es natural, nunca me <strong>de</strong>jaron ir,<br />
pero he <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirte que es genial.A los turistas se<br />
les salen los ojos <strong>de</strong> las órbitas cuando ven cómo<br />
los gitanos golpean <strong>con</strong> sus pies el suelo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />
en esas viviendas. Es un ambiente especial...<br />
Pero también los gitanos eslovacos son buenos.<br />
Tocan en bo<strong>de</strong>gas y sus canciones son <strong>de</strong> las que<br />
te enganchan en cuanto las oyes.<br />
Hasta aprendí a cantarlas.Tristes y alegres, <strong>de</strong> amores<br />
y <strong>de</strong>sengaños. La gente aquí bebe vino y tienen<br />
muchas bo<strong>de</strong>gas don<strong>de</strong> se reúnen y cantan. Esto<br />
siempre me ha gustado <strong>de</strong> este país. Me recordaba<br />
a España. No porque las canciones sean parecidas,<br />
más bien diría que son muy distintas, singulares,<br />
sino porque la gente <strong>de</strong> aquí sabe divertirse y <strong>de</strong><br />
eso se trata. ¿Quieres un poco <strong>de</strong> té o <strong>de</strong> café? No<br />
hago más que hablar y todavía no te he ofrecido<br />
nada. No te enfa<strong>de</strong>s, me he puesto sentimental.<br />
Deben <strong>de</strong> ser las Navida<strong>de</strong>s o que estoy ya <strong>con</strong> un<br />
16 PARALELO50<br />
[ Bailando ]<br />
pie en la tumba, vete a saber. Deja, no intentes<br />
<strong>con</strong>solarme. Sé cómo estoy, pero qué le voy a<br />
hacer. Lo que Dios te da Dios te lo quita, y todos<br />
hemos <strong>de</strong> irnos algún día... sólo que a mí todavía<br />
no me apetece; necesitaría unos cuantos años más,<br />
¿sabes? ¿qué va a hacer Jozˇko sin mí? No me<br />
importaría que en<strong>con</strong>trara a alguien cuando yo ya<br />
no esté.Aunque... <strong>con</strong>ozco a mi familia. En cuanto<br />
sale el tema me lanza una mirada monstruosa y<br />
tengo que callarme. Bueno, ya veremos. Jozˇko dice<br />
que todavía no hay nada perdido. Por lo visto los<br />
médicos dicen que un transplante podría ser la<br />
solución. Pero yo no lo creo. ¿Cómo podría <strong>con</strong>seguir<br />
un corazón sano? Si por todo el mundo hay<br />
gente que tiene que esperar meses,y hasta años.Da<br />
igual, hablemos <strong>de</strong> otra cosa. Me alegro <strong>de</strong> que<br />
estés aquí.Ya verás, te van a gustar las Navida<strong>de</strong>s<br />
eslovacas. Sólo el que hayas venido es para mí<br />
como un regalo <strong>de</strong>l cielo. Un bonito regalo <strong>de</strong><br />
Reyes. Por favor, abre un poco la ventana, me<br />
cuesta respirar.Y vete a la cocina a hacer té, yo voy<br />
a cerrar los ojos un ratito, no, no, no tengo sueño,<br />
pero cuando apoyo la cabeza en el sillón y cierro<br />
los ojos siempre sueño algo bonito y me siento un<br />
poco mejor.Anda, ve y siéntete como en tu casa.<br />
III<br />
Cuando la mujer entraba en la iglesia cercana se<br />
dio cuenta <strong>de</strong> que los dos hombres la seguían.A<br />
la entrada tuvo que abrirse paso entre una muralla<br />
humana formada por <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> cuerpos que<br />
querían echarla <strong>de</strong> allí. Pero ella, <strong>con</strong> su musculoso<br />
cuerpo resistió <strong>con</strong> <strong>de</strong>terminación y<br />
en<strong>con</strong>tró un pequeño hueco en la muralla <strong>de</strong><br />
gente en la que quedó atrapada inesperadamente;<br />
no le dio tiempo a preguntarse si los hombres<br />
la seguían intencionadamente o era sólo una<br />
casualidad. Entró en la iglesia y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dar<br />
unos pasos vacilantes se paró, fijó la vista en el<br />
altar adornado <strong>con</strong> motivos navi<strong>de</strong>ños, en la<br />
corona <strong>de</strong> adviento <strong>con</strong> las cuatro velas encendidas<br />
y, a <strong>con</strong>tinuación se arrodilló. Le vino a la<br />
memoria que la última vez que había estado <strong>de</strong><br />
rodillas había sido en su boda <strong>con</strong> Feri, el chulo<br />
<strong>de</strong>l tatuaje y la guitarra que iba <strong>de</strong> aquí para allá<br />
tocando canciones italianas y que había pasado<br />
largas temporadas en la cárcel por pequeños<br />
robos y estafas. Se estremeció. No sabía si por<br />
haber recordado a ese cerdo o porque en la iglesia<br />
imperaba un frío húmedo que se calaba hasta los<br />
huesos. Se levantó y se acercó al banco que había