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Brindis con Witold - Ministerio de Educación

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en parte porque resultaba un<br />

poco <strong>de</strong>primente el espectáculo<br />

<strong>de</strong> la belleza en retirada, los<br />

últimos arrestos <strong>de</strong>l rimmel y el<br />

maquillaje; en parte porque ya<br />

había tenido ocasión <strong>de</strong> cerciorarme<br />

<strong>de</strong> que también ella, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> todo, se había puesto<br />

corpiño, <strong>con</strong> lo cual perdían<br />

algo <strong>de</strong> interés los vaivenes <strong>de</strong><br />

sus pechos, pero sobre todo,<br />

sobre todo, porque yo no podía<br />

quitar los ojos <strong>de</strong> mi primita<br />

Maite, oh Maite, Maite, sin<br />

po<strong>de</strong>r creer todavía que fuera<br />

verdad que se había puesto <strong>de</strong><br />

novia,pero sí,cuando el corcho<br />

golpeó en su silla alguien dijo candidato ya tiene<br />

y ella había enrojecido y luego rió feliz, era cierto,<br />

bien cierto.<br />

Así, digo, transcurría todo, cuando impensadamente<br />

Andrea dio por agotado el plácido tema <strong>de</strong><br />

los pañales y empezó a discurrir acerca <strong>de</strong>l... <strong>de</strong>l...<br />

frenillo, sí, <strong>de</strong>l frenillo <strong>de</strong>l pequeño Lucas, pero no<br />

el frenillo <strong>de</strong>l labio, no, no, si no <strong>de</strong>l frenillo <strong>de</strong> la<br />

lengua, la pobre criatura no podía sacar bien la<br />

lengua, habría que operarlo más a<strong>de</strong>lante.<br />

Imagínense, <strong>de</strong>cía Andrea, cuando en primer<br />

grado los <strong>de</strong>más nenes le saquen la lengua y él no<br />

pueda <strong>con</strong>testarles. Todos nos imaginamos y nos<br />

reímos, el tema <strong>de</strong>l frenillo también parecía<br />

inofensivo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo.A<strong>de</strong>más, intervino tía<br />

Carmen, pue<strong>de</strong> tener dificultad para pronunciar<br />

algunas letras, la t por ejemplo. O la d, añadió mi<br />

madre y hubo aquí un momento <strong>de</strong> silencio porque<br />

todos recorríamos aplicadamente el abecedario.<br />

Entonces, y sin que a nadie se le ocurriera<br />

impedirlo,Teresa levantó al pequeño Lucas <strong>con</strong> un<br />

canturreo:A ver Lucas, Luquitas, qué pasa <strong>con</strong> su<br />

lengüita y <strong>de</strong> pronto, empezó a suce<strong>de</strong>r: Teresa<br />

sacó la lengua, su propia lengua, pero el pequeñín<br />

no quería imitarla, la boquita <strong>de</strong>l nene seguía tercamente<br />

cerrada, la lengua <strong>de</strong> Teresa quedó allí,<br />

colgando, y era una lengua lasciva, una lengua <strong>de</strong><br />

beso <strong>de</strong>saforado,que se <strong>con</strong>torsionaba <strong>con</strong> <strong>de</strong>sparpajo,<br />

pero eso sólo fue el principio, porque enseguida<br />

acudió para <strong>con</strong>vencer a la criatura la lengua<br />

amarillenta, estreñida, <strong>de</strong> Andrea, y luego la<br />

<strong>de</strong>l culeiforme Antonio, que irrumpió <strong>de</strong> la boca<br />

<strong>con</strong> un mugido, pero no había modo, el pequeño<br />

Lucas no entendía qué querían <strong>de</strong> él y miraba<br />

CREACIÓN LITERARIA<br />

absortos las bocas sucesivas, las<br />

lenguas que iban apareciendo<br />

una por una, hasta que estuvieron<br />

todas afuera, y entonces yo<br />

vi... yo pu<strong>de</strong> ver... la lengua<br />

incauta, la lengua algo torpe <strong>de</strong><br />

mi hermano menor y <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> él, al acecho, vi... vi... la lengua<br />

<strong>de</strong> la tía Carmen, que se<br />

curvaba como un índice, incitante,<br />

experta, ofreciendo algo<br />

que no era <strong>de</strong> ningún modo<br />

tarta <strong>de</strong> frutillas. Pero esto fue<br />

otra vez sólo el principio porque<br />

vi... lo que allí se revelaba<br />

sin disimulos, en las mismas<br />

narices <strong>de</strong> la maternal Andrea:<br />

que la lengua <strong>de</strong> su esposo, que la gruesa lengua<br />

<strong>de</strong>l culeiforme Antonio y la lengua envilecida <strong>de</strong><br />

Teresa no eran absolutamente extrañas; que, muy<br />

por el <strong>con</strong>trario, había una turbia <strong>con</strong>certación en<br />

aquellas lenguas que salían <strong>de</strong> ambas bocas al unísono,<br />

como burlándose <strong>de</strong> todos.Y luego vi la lengua<br />

<strong>de</strong> la abuela, seca y correosa, y vi la lengua carcomida<br />

por el tabaco <strong>de</strong>l viejo Mauro, y aunque<br />

quisiera no haberlo visto, vi que aquellas lenguas<br />

<strong>de</strong>senterradas parecían re<strong>con</strong>ocerse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

años y años y se tendían obscenamente una a la<br />

otra y yo no quería mirar más, sobre todo no quería<br />

mirar la lengua <strong>de</strong> Maite, pero era imposible no<br />

verla, allí estaba, exhibiéndose <strong>de</strong>safiante frente a<br />

mí, oh Dios, era una lengua inusitada, enorme, que<br />

<strong>con</strong>tra<strong>de</strong>cía <strong>con</strong> brutalidad su boquita diminuta,<br />

pero había algo mil veces peor: aquella lengua...<br />

aquella lengua... no tenía ya nada <strong>de</strong> inocente.<br />

Y aún me sacudía esta última revelación cuando<br />

llegó el llanto provi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong>l pequeño Lucas.<br />

Todos rieron, las lenguas retornaron a las bocas, el<br />

viejo Mauro anunció las doce, se alzaron las copas,<br />

y entre los besos, primero que todos, vino el beso<br />

<strong>de</strong> Maite, suavísimo, muy tierno: insospechable. ·<br />

Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina,<br />

1962) es doctor en Matemáticas. En 1989<br />

publicó el libro <strong>de</strong> cuentos ‘Infierno gran<strong>de</strong>’.<br />

A<strong>de</strong>más, ha publicado el libro <strong>de</strong> ensayos ‘Borges<br />

y la matemática’ y las novelas ‘Acerca <strong>de</strong><br />

Ro<strong>de</strong>rer’ y ‘La mujer <strong>de</strong>l maestro’. ‘Los crímenes<br />

<strong>de</strong> Oxford’ fue galardonada <strong>con</strong> el Premio<br />

Planeta Argentina 2003<br />

PARALELO50<br />

[ Guillermo Martínez ]<br />

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