Pares cum Paribus Nº 4: Índice - Facultad de Ciencias Sociales ...

14 Calímaca.- ¡Arriba el ánimo, muchacho!; no te atormentes de más. Haré todo
lo posible para que muy pronto estés disfrutando de los favores de tu amada.
Me has dicho que ella es de esta vecindad, y estoy pensando quién puede ser.
Pero dime dónde vive ella, si es que te has dado cuenta de cuál es su casa.
15 Poliodoro.- Claro que me di cuenta; mientras la estaba mirando cuando ella
caminaba por la calle, sin quitarle ni un solo instante los ojos de encima hasta el
momento en que desapareció de mi vista, se metió en la casa próxima.
16 Calímaca.- Ya sé quién es, y tengo al alcance de mi mano el objeto de tu
pasión. No es censurable el amor al que te has sometido: amas a la más
hermosa no solo, por cierto, de este barrio, sino de la ciudad; ella es la flor y la
gloria de las muchachas, ella es la red en que caen presos todos los galanes. Su
nombre es Climestra.
17 Poliodoro.- Me alegro de haber elegido a una belleza que, a tu juicio, es de
excepción; y ahora más desfallezco, mientras más me la alabas. Pero su
nombre, que es lo que ansiosamente deseaba que averiguaras, ya lo he
escuchado de ti. Es Climestra, ¿no? Muy hermoso, en verdad, pero temo que sea
mi tumba.
18 Calímaca.- ¿Y cuál es el tuyo?
19 Poliodoro.- Me llamo Poliodoro.
20 Calímaca.- Un nombre digno de tu apostura, y por cierto hermoso. ¡Pero qué
lívido te has puesto! ¿Qué palidez es esa de tu rostro? ¿De dónde proviene?
21 Poliodoro.- He visto recién el rostro de Climestra, que se había asomado por
la puerta, pero que, al verme, de inmediato se escondió, cosa que me ha dejado
muy turbado.
22 Calímaca.- Bien veo cuán impresionado estás; pero no tengas temor ni
pierdas las esperanzas, si ves que ella esquiva tu mirada. No solo es inexperta
en el amor, sino que además vive aterrada de las amenazas de su madre. Es
huérfana de padre, su madre la cuida como a sus propios ojos, y no se le
permite salir mucho de casa, aunque ayer tuviste oportunidad de verla en la
calle.
23 Poliodoro.- Tengo miedo de que la rigidez de su madre eche por tierra
nuestra esperanza.
24 Calímaca.- Más bien al contrario, no tengas duda. Sé bien, por una larga
experiencia práctica, cómo es el carácter de las muchachas: mientras más