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Números 10-12 - Consejo Superior de Investigaciones Científicas

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CIENCIA<br />

minados Corium solani, este último y Marmor<br />

cucumeris var. upsilon aquél. Cuando el afídido<br />

Milus persicae se alimenta, durante una hora o<br />

poco más, sobre plantas <strong>de</strong> patata infectadas con<br />

los dos citados virus, lo más probable es que ambos<br />

sean ingeridos por el insecto con los jugos<br />

nutritivos <strong>de</strong>l vegetal. Si ahora se transfiere el<br />

afídido alimentado <strong>de</strong> ese modo a una serie <strong>de</strong><br />

plantas sanas, con la condición <strong>de</strong> que se nutra<br />

<strong>de</strong> la primera un tiempo inferior a <strong>12</strong> horas, la<br />

planta quedará infectada solamente con el virus<br />

Y. Dejando transcurrir, cuando menos, un día<br />

entero, el afídido será ahora capaz <strong>de</strong> transmitir<br />

el virus <strong>de</strong>l abarquillado a las restantes plantas<br />

<strong>de</strong> la serie objeto <strong>de</strong> experimentación, pero<br />

no propagará en absoluto el virus Y. Esta separación<br />

selectiva, en función <strong>de</strong>l tiempo, que<br />

Myius persicae lleva a cabo con ambos virus,<br />

no es fácil <strong>de</strong> explicar, ya que los dos agentes<br />

infecciosos se pue<strong>de</strong>n propagar por la inoculación<br />

<strong>de</strong>l jugo <strong>de</strong> la planta enferma. Por ahora<br />

sólo po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que las condiciones, <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l insecto, son antagónicas para el<br />

virus Y al cabo <strong>de</strong> cierto tiempo, pero nada<br />

es posible a<strong>de</strong>lantar acerca <strong>de</strong> cuales puedan ser<br />

tales condiciones. Acaso, como ya se ha señalado<br />

más arriba, los fermentos digestivos <strong>de</strong>l insecto<br />

son los responsables <strong>de</strong> la <strong>de</strong>snaturalización <strong>de</strong>l<br />

virus y, en cambio, no afectan el agente causal<br />

<strong>de</strong>l "abarquillado". A este respecto <strong>de</strong>be recordarse<br />

que las enzimas proteolíticas, tales como la<br />

pepsina y la tripsina, inactivan a numerosos virus<br />

fitófagos. De todas maneras, en el complejo vírico<br />

a que acabamos <strong>de</strong> hacer referencia, lo cierto<br />

es que uno <strong>de</strong> sus componentes pier<strong>de</strong> pronto su<br />

infectividad, al paso que el otro la conserva durante<br />

un período más dilatado.<br />

Las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los virus cuya capacidad<br />

<strong>de</strong> reproducir la enfermedad <strong>de</strong>saparece rápidamente,<br />

han sido estudiadas en los jugos extraídos<br />

<strong>de</strong> las plantas atacadas, y los resultados obtenidos<br />

permiten <strong>de</strong>ducir que forman un grupo bastante<br />

uniforme, punto éste sobre el que insisten Watson<br />

y Roberts (1939). En efecto, son inactivados<br />

cuando se les somete durante diez minutos a la<br />

temperatura <strong>de</strong> 55° o se les mantiene unos cuantos<br />

días en las condiciones ordinarias <strong>de</strong>l laboratorio.<br />

El alcohol y los ácidos los <strong>de</strong>snaturalizan<br />

con facilidad. Otra particularidad <strong>de</strong> estos mismos<br />

virus es que sus insectos vectores correspon<strong>de</strong>n<br />

al grupo <strong>de</strong> los afídidos y, a<strong>de</strong>más, que pue<strong>de</strong>n<br />

ser fácilmente transmitidos a plantas sanas<br />

por los métodos <strong>de</strong> inoculación. Tal comportamiento<br />

es el que ha inducido a varios autores a<br />

pensar que este grupo <strong>de</strong> virus es transmitido por<br />

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los insectos vectores, <strong>de</strong> un modo puramente mecánico,<br />

actuando las piezas bucales <strong>de</strong>l insecto a<br />

la manera <strong>de</strong> una aguja <strong>de</strong> inyección. El hecho <strong>de</strong><br />

que un insecto que se ha alimentado durante dos<br />

minutos sobre una planta atacada y es transferido<br />

<strong>de</strong>spués a una planta sana, sobre la que permanece<br />

cinco minutos, vaya seguido, muy frecuentemente,<br />

<strong>de</strong> la infección <strong>de</strong> esta última permite<br />

<strong>de</strong>ducir que en estos casos, la transmisión <strong>de</strong>l virus<br />

<strong>de</strong>be operarse por un mecanismo muy diferente<br />

<strong>de</strong>l que tiene lugar en los insectos que propagan<br />

virus con períodos <strong>de</strong> latencia. Sin embargo, se<br />

ha ido acumulando un conjunto <strong>de</strong> pruebas que<br />

no son congruentes con la simple propagación mecánica<br />

comparable a la <strong>de</strong> una aguja <strong>de</strong> inyección.<br />

Así, por ejemplo, unas especies <strong>de</strong> afídidos son<br />

vectores más eficaces que otras, sin que ello tenga<br />

que ver con el tamaño <strong>de</strong>l insecto ni con el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> su aparato bucal. Tan sólo como muestra<br />

citaremos los resultados obtenidos por Severin<br />

y Freitag (1938), en experiencias efectuadas con<br />

once especies distintas <strong>de</strong> afídidos transmisores<br />

<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> mosaico <strong>de</strong>l apio. El<br />

porcentaje <strong>de</strong> infecciones que dichos investigadores<br />

lograron con cada especie en particular, osciló<br />

entre 14 y 84. Estos y otros datos expresan que,<br />

aun en estos casos, <strong>de</strong>be existir cierta relación biológica<br />

entre los virus y sus vectores.<br />

En apoyo <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong> pensar que acabamos<br />

<strong>de</strong> exponer tenemos el caso <strong>de</strong>l virus <strong>de</strong>l mosaico<br />

<strong>de</strong>l tabaco que hasta ahora no se ha conseguido<br />

transmitir por ningún insecto, propagación<br />

que <strong>de</strong>bería ser sumamente fácil, si el mecanismo<br />

<strong>de</strong> difusión consistiera sencillamente en que el<br />

jugo virilífero <strong>de</strong> la planta enferma quedara adherido<br />

a las piezas bucales <strong>de</strong>l insecto y penetrase<br />

en la planta sana, una vez que el vector la utilizara<br />

como alimento. Es posible, no obstante, que<br />

un insecto ingiera el virus y sea, a pesar <strong>de</strong> ello,<br />

incapaz <strong>de</strong> transmitirlo a las plantas sanas <strong>de</strong> las<br />

que se vaya alimentando subsecuentemente. Esto<br />

es lo que resulta <strong>de</strong> aleccionadoras experiencias<br />

<strong>de</strong>bidas a Bennet y Wallace (1938) quienes <strong>de</strong>mostraron<br />

que los cicadélidos y los afídidos que<br />

no transmiten el virus <strong>de</strong>l "rizado <strong>de</strong>l cogollo"<br />

<strong>de</strong> la remolacha, lo contienen, sin embargo, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haberse alimentado <strong>de</strong> una remolacha enferma.<br />

Por otra parte Smith (1941) ha dado<br />

cuenta <strong>de</strong> que el virus <strong>de</strong>l mosaico <strong>de</strong>l tabaco pasa<br />

a través <strong>de</strong>l tubo digestivo <strong>de</strong> ciertas orugas. En<br />

cuanto a los virus zoófagos se ha <strong>de</strong>mostrado que<br />

varias especies <strong>de</strong> mosquitos poseen la propiedad<br />

<strong>de</strong> retener el virus <strong>de</strong> la fiebre amarilla por unas<br />

dos semanas, sin que durante ese período lo transmitan<br />

por picadura.

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