Memoria Seminario 1999-2000 - FedIcaria
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lector 33 o de los colegas que oyen. Tras el ejercicio de adaptación pedagógica que tan<br />
gustosamente se ejerce desde el saber-poder sabio (pero, ¡ojo!, sólo ejercido cuando el<br />
rango-título-reconocido prestigio está previamente establecido y no hay que<br />
demostrarlo) se esconde el filisteismo y la pedantería moralmente más rechazable 34 .<br />
¿Queremos decir que no hay que tener en cuenta al interlocutor? De ninguna manera.<br />
Pero, si hemos leído bien las condiciones para la acción comunicativa que nos resume Paz<br />
Gimeno en su artículo (págs. 18-19), y la consideraciones de Manuel González sobre la<br />
sinceridad y la intencionalidad de diálogo o de manipulación estratégica del habla, las<br />
dudas al respecto están contestadas 35 .<br />
2.- Todo conocimiento es susceptible de ser adquirido por una persona adulta que lo<br />
desee. Es un problema de tiempo y de que esa persona se procure los medios para<br />
adquirirlo. Entre esos medios está su propia capacidad de preguntar y el derecho a recibir<br />
respuesta (sin estrategias de dominio y con sinceridad).<br />
La explicación siempre es posible si no creemos la barbaridad de que hay conocimientos<br />
específicamente reservados a determinadas categorías socio-profesionales.<br />
Corolarios críticos:<br />
El diálogo que se ha de establecer de forma preferente no es el catequístico ni el socrático<br />
que tanto han sido mentados como método en la literatura pedagógica, (ver postulado de<br />
"aprender dialogando" de Raimundo). Tanto el diálogo socrático como el artificialmente<br />
imaginado por el racionalismo laico 36 son una expresión de dominio que únicamente<br />
contempla del maestro-guía, maestro-ejemplo de vida, maestro a imitar y llegar a ser un<br />
día como él. En definitiva estos tres tipos de diálogo responden fuertemente lógicas de<br />
reproducción donde el poder del que más sabe se impone con la lógica de dominación del<br />
experto.<br />
¿Cual es el modelo sobre el que debemos pensar preferentemente? Entre adultos, los<br />
desequilibrios se afrontan por parte del que no ha entendido reclamando más explicación.<br />
Yo lo concibo como el inverso al socrático. En ese modelo el que sabe menos interroga<br />
como adulto al que sabe mas, guiando él mismo el diálogo. Aquí la partera es el que desea<br />
aprender y extrae de donde hay pero controlando el parto. Implica no pocas operaciones de<br />
lectura, apropiación reflexiva del conocimiento de los demás y duras esfuerzos para la<br />
participación. El recientemente fallecido Faustino Cordón usaba esta metodología<br />
mediante largas entrevistas con los aspirantes a ingresar en su equipo de investigación: El<br />
33<br />
Inadmisible es que un sociólogo crítico como es Antonio Guerrero publique una sociología de la<br />
educación "para maestros".<br />
34<br />
Haciendo caricatura: prefiero a Gustavo Bueno tratando de explicar con la lógica más abstracta en La<br />
Camocha a los camaradas mineros la lucha de clases (- y así durante dos horas), que a Ortega y Gasset comunicándose<br />
campechano con la criada mientras le plancha las solapas del terno.<br />
35<br />
Nos estamos refiriendo ahora a la comunicación entre adultos y los desequilibrios en la relación dialógica<br />
son de muy distinto carácter que los que se dan entre adultos (padres o profesores) y niños. La confusión al<br />
respecto puede dar lugar a aberraciones en la comunicación muy de moda como las que practican algunos<br />
sectores cultivados, que tratan a sus niños sin el mínimo recurso a la imposición, con el "mismo respeto" que<br />
si fueran adultos (nunca la imposición siempre el diálogo razonado) y a los adultos de escasa cultura o<br />
subordinados como si fueran niños.<br />
36<br />
Con esto me refiero a una imaginaria relación pedagógica dialogante muy presente en nuestros<br />
textos escolares. Es el maestro que lleva al niño de excursión (recordar el Juanito)y fluidamente<br />
va este preguntando lo oportuno, el maestro guía la inteligencia infantil que crece admirada con el<br />
saber del maestro. Es el sabio o ingeniero de Julio Verne que va enseñando Geografía o lo que sea a<br />
ese adolescente (siempre varones, no niñas,...) que se pega a él como una lapa. Maestro y niño muy<br />
educados, higienistas y respetuosos. El diálogo es guía y el alumno será fotocopia del maestro Giner<br />
de los Ríos. Un diálogo de razón sin perturbaciones en el que existe una condición previa: el niño ya<br />
es material prefabricado y no es un zarrapastroso, como mínimo es hijo del capitán Grant.„<br />
-35-