Memoria Seminario 1999-2000 - FedIcaria
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4. La necesidad de una alfabetización audiovisual.<br />
* Todos estos códigos y los recursos a su servicio plantean una forma particular de aprendizaje de los<br />
usuarios de la comunicación audiovisual. No es necesaria la escuela: basta con la simple interacción con los<br />
medios que las sirven, mejor cuando más temprana y abundante. Podemos así comparar, por ejemplo, nuestra<br />
forma de ver la TV con la de nuestros alumnos: pueden recibir más de dos mensajes publicitarios en 20´ o<br />
visionar en paralelo más de tres programas.<br />
* La escuela entonces, en cuanto medio de asegurar aprendizajes relevantes para el sistema social, deviene<br />
totalmente innecesaria. Salvo para aquellos que quieren desarrollarse profesionalmente en el sector, pero<br />
eso se deja para otros niveles de enseñanza, superior o profesional. Y este desentendimiento, más o menos<br />
suavizado, se mantendrá mientras se pretenda reducir la escuela a sus funciones reproductoras del orden<br />
social.<br />
* Sólo cuando se quiere potenciar sus posibilidades niveladora y emancipadoras, la necesidad de una<br />
intensa alfabetización audiovisual en la escuela resulta esencialmente necesaria. Porque, aunque el código<br />
audiovisual es complejo y variado, su aprendizaje sin necesidad de instrucción, sólo con la experiencia,<br />
lleva al riesgo de que pueda utilizarse automáticamente, sin consciencia ni esfuerzo (90.<br />
* Se entiende por alfabetización audiovisual, precisamente, el conocimiento (reconocimiento) consciente de<br />
la multiplicidad de códigos que los espectadores utilizan de forma mecánica e inconsciente para<br />
interpretar las imágenes, y que, por eso mismo, les lleva a sucumbir a la mágica apariencia de realidad que<br />
transmiten las imágenes FFE, provocando la lógica identificación de una con otra, y dando pie con ello, a la<br />
mayor de las impunidades manipulativas de los creadores de discursos visuales o audiovisuales. (Véase,<br />
como ejemplo, la alegría calificadora (o descalificadora) a través de las imágenes de un diario tan serio<br />
como El País para con sus amigos o enemigos)<br />
5. Necesidad de replantear el posicionamiento de la escuela ante los medios de comunicación, en particular<br />
la TV.<br />
* Lo que hacen la mayoría de los profesores: respuestas 0 y 1 según Alonso, Matilla y Vázquez91.<br />
Respuesta 0: atrincheramiento numantino en la línea de Mander (92), Postman (93), o el mismo Sartori (94);<br />
o negación de la existencia del enemigo actuando como el avestruz.<br />
Respuesta 1: la de la mayoría, utilización acrítica de los medios, bien para aprovecharse consciente o<br />
90 P. Marks Greenfield: “El niño y los medios de educación”. Ed. Morata, Madrid 1985. Pg. 48.<br />
91 Alonso, M., Matilla, L. y Vázquez, M “Teleniños...” pg. 204 y ss.<br />
92 J. Mander “Cuatro buenas razones para eliminar la televisión” Ed. Gedisa Mexicana, México, D.F. 1984.<br />
93 Neil Postman “Divertirse hasta morir, El discurso público en la era del show business”. Ediciones de La<br />
Tempestad. Barcelona, 1991.<br />
94 Ibidem. Aunque Sartori es reconocido internacionalmente como politólogo, la obra que aquí citamos ha adquirido<br />
una gran difusión entre los profesores y otros agentes culturales, lo que resulta muy significativo por el simplismo y la<br />
escasa originalidad de lo que en ella expone. Pero qué más da, si proporciona fáciles argumentos para seguir<br />
confortablemente en el atrincheramiento apocalíptico. Su trasfondo profundamente conservador se manifiesta cuando, al<br />
contar con un fácil culpable para los problemas de la cultura y la democracia, se olvida de analizar el problema básico,<br />
que no es el tecnológico ni el de lenguajes o formas comunicativas, sino el de la sociedad que produce una TV como<br />
la que conocemos, y que de forma tan interesada como hábil la ha convertido en un instrumento más del<br />
desarrollismo productivista capitalista al servicio del beneficio privado, el mejor púlpito para difundir el pensamiento<br />
único y provocar la infantilización de los ciudadanos.<br />
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