Memoria Seminario 1999-2000 - FedIcaria
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y la misma individualidad personal 52 .<br />
Segundo material: la teoría de las necesidades humanas frente a la sociedad del<br />
riesgo. El “enfoque societal”, al que me acabo de referir, muestra en su planteamiento un<br />
inconveniente preocupante. Es evidente para el docente la carga esperanzadora que se desprende de<br />
esa constatación de la capacidad igualitaria que se deposita en la institución escolar y en la que se<br />
debe incidir más frecuentemente de lo que se hace. Pero esa visión no debe impedir analizar con más<br />
rigor la realidad en la que se halla instalada la escuela. Y en esa realidad no hay que olvidar que<br />
interviene, además, una fuerza contraria, neutralizadora e, incluso, desactivadora de la primera,<br />
suscitada precisamente por el mismo fenómeno que dio pie a aquella capacidad positiva: la<br />
participación del subsistema de enseñanza en el conjunto de las instituciones que componen el sistema<br />
general.<br />
Quizás nunca como en el tiempo presente me ha parecido más desazonante la<br />
aspiración, que tanto se repitió en múltiples ocasiones y se sigue manteniendo todavía ahora, de<br />
adecuar la escuela a la vida real. Pero, ¿es que aún queda algo de la misma que no esté invadida por<br />
la vida real?. Puede ser que convenga formular de otra manera la pregunta e interrogarse, con más<br />
propiedad, sobre lo que se entiende, de verdad, por vida real. Si, por lo que se infiere de esa<br />
intención, se trata de vincularse a los problemas sociales y sus regulaciones por el mismo sistema que<br />
los provoca, mi parecer es que no tiene sentido hoy día plantear tal aspiración. Y no porque resulten<br />
estériles los argumentos teóricos y pedagógicos en los que se alimenta la propuesta, sino porque los<br />
conflictos que problematizan al mismo sistema están presentes y han invadido ya a la misma<br />
institución escolar. Era el peligro que se anidaba en en aquella participación, que antes señalaba, en<br />
el conjunto de las instituciones, la imagen del nuevo Saturno que devora a sus propios hijos. Lo que<br />
alguien ha llamado sociedad del riesgo 53 , ha envuelto con su manto conflictivo todas las<br />
instituciones, incluida, claro está, la escolar.<br />
Por consiguiente, la escuela ha perdido la solidez de sus paredes y la permeabilidad<br />
de las que ahora parecen definir sus propios límites, dejan pasar, sin atenuación alguna, la<br />
conflictividad y los recelos del sistema y, sobre todo, el fantasma, que hoy ya no asusta porque el<br />
mercado neoliberal lo ha hecho costumbre, del desempleo. Es tal el contagio que se opera, que la<br />
escuela se convierte en una “sala de espera”, en una estación fantasma, donde miles de jóvenes<br />
esperan con sus billetes pagados llegar a ninguna parte, es decir, apearse en el paro estructural 54 .<br />
¿Habrá, pues, que aceptar esta patada en la puerta y transigir con la realidad que el<br />
presente ha instalado en nuestra “sala de espera”? Ni una cosa ni la otra. De lo que se trata es de<br />
52 Albert RECIO, Economía, escuela y trabajo” , en Mientras tanto, nº 68/69, primavera-verano, 1997, pp. 33-<br />
50.<br />
53 Recurro aquí al término acuñado por Ulrich BECK en su artículo “Estación fantasma: formación sin<br />
ocupación” , en Mientras tanto, nº 68/69, primavera-verano, 1997, pp. 123-134. No obstante, un desarrollo<br />
sistemático de la cuestión se puede encontrar en su obra posterior, La sociedad del riesgo. Hacia una nueva<br />
modernidad, Paidós, Barcelona, 1998.<br />
54 La metáfora que empleo la utiliza Ulrich Beck en el artículo citado anteriormente.<br />
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