Memoria Seminario 1999-2000 - FedIcaria
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También, en este caso como en el anterior, he de advertir que gran parte del material al que voy a<br />
recurrir en mi argumentación, se puede encontrar en el contexto político que analicé en páginas<br />
anteriores. Espero que, por lo tanto, se me disculpe la reiteración en que forzosamente caeré en algunos<br />
momentos.<br />
En “Placeres inquietantes” explica Giroux, al referirse a algunos textos fílmicos de los<br />
años noventa, que “la política de la inocencia actúa para ocultar los principios ideológicos usados<br />
para legitimar una concepción racista del imperialismo a escala mundial” 56 . Quisiera, en esta<br />
ocasión, tomar la advertencia de Giroux como una invitación a renegar de inocencias ingenuas y a<br />
convertir la pedagogía en una palanca política. Porque no sólo ha de actuar bajo la óptica crítica de<br />
contemplar “el mundo desde diversas perspectivas y estar dispuestos a pensar más allá de los<br />
presupuestos racionales que gobiernan la existencia cotidiana” 57 , sino también ha de responder a las<br />
manipulaciones ideológicas de la política neoliberal con la política alternativa de construir, con la<br />
ayuda de esa palanca, un mundo distinto.<br />
Es posible que uno de los legados más significativos que Thompson dejó a estos tiempos<br />
de zozobra sea la estrechez que mantuvo siempre unidas su concepción de la historia y su actitud<br />
política. Una herencia que repite el gesto milenario de la presencia activa del pensamiento<br />
crítico 58 , en el que la resistencia y la solidaridad se han fundido siempre en su propia esencia 59 y<br />
que anima, a todos aquellos que quieren hacer de la historia una manera de ver el mundo distinta de<br />
la que se intenta imponer desde el pensamiento dominante, a no renunciar nunca y a resistir,<br />
apoyándose en la solidaridad de cuantos buscan también un lugar de cobijo y de abrigo para hacer<br />
frente a la intemperie del sistema dominante y “dar sentido a un mundo (social y natural) cuya<br />
creciente fragilidad y dislocamiento hace desesperar hoy a tantos y tantas” 60 .<br />
Conviene, sin embargo, armarse de dos cautelas. La primera, desprenderse de la<br />
prenda del desasosiego porque, en realidad, no es más que el préstamo interesado que el pensamiento<br />
hegemónico ofrece a la sociedad para que se conforme con la realidad que existe y se convenza de que<br />
la única salida posible es aceptar las representaciones y la interpretación que de las mismas se<br />
hacen desde el poder del campo de lo simbólico. No hay lugar para visiones distintas, la esperanza<br />
reside en impregnarse de la realidad y tratar de reproducirla. Las utopías , pues, no son de este<br />
mundo. Y la otra cautela alerta sobre la aparente fragilidad del sistema, que se esgrime, sin ningún<br />
recato, como símbolo del peligro de su inestabilidad, manejando burdamente el objeto como sujeto que<br />
se defiende a sí mismo y exige a los individuos la determinación de que debe desterrarse cualquier<br />
acción colectiva o individual que erosione los fundamentos en que se sostiene. Pero, ¿de qué fragilidad<br />
56 Henry A. GIROUX, o.c., p.77.<br />
57 Idem, p. 209.<br />
58 Josep FONTANA, “La importancia de E.P. Thompson” , en Mientras tanto, nº 58, verano 1994, pp. 81-86.<br />
59 Josep TORRELL, “la nueva resistencia” , en Mientras tanto, nº 58, verano 1994, pp. 33-42.<br />
60 Jorge RIECHMAN y Francisco FERNÁNDEZ BUEY, Redes que dan libertad. Introducción a los nuevos<br />
movimientos sociales, Paidós, Barcelona, 1994, p. 14.<br />
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