Memoria Seminario 1999-2000 - FedIcaria
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conflicto ideológico y someter, de este modo, las relaciones sociales al sistema funcional 63 ,<br />
opongamos, como salida y alternativa abiertamente política, las necesidades sociales y luchemos<br />
hasta que las instituciones públicas las incorporen a sus planteamientos y las legitimen con su<br />
reconocimiento legal.<br />
Y la tercera virtud, la de la utopía, simultánea a la anterior en cuanto a su<br />
aplicación, que debe entenderse como el “no lugar” donde se levante el mundo que se quiere. Pero un<br />
“no lugar” que significa que el que ahora se muestra hegemónico “no tendrá ya lugar” y lo que le<br />
sustituya será el “no lugar” que habrá dejado, ya entonces, de serlo. Las necesidades seguirán<br />
existiendo porque las desigualdades, con otro carácter, es cierto, persistirán y porque el mito de “la<br />
igualación paradisíaca de las necesidades” 64 habrá que descartarlo. De ahí que se siga<br />
reivindicando la necesidad social como elemento central de los planteamientos “utópicos”.<br />
(...)<br />
NOTA de la redacción de actas: Hasta aquí la intervención de Jesús. Sin embargo, en<br />
el coloquio, surgieron temas también contemplados en el Necesidad, deseo, mirada y, por ello<br />
extractamos otras partes de este trabajo a continuación.<br />
(...)<br />
3.2. El mecanismo económico del orden del deseo y la explotación del deseo 65<br />
Se vive, con mayor o menor comodidad, en “nuestra casa”. Se fuma, cuando se fuma,<br />
claro está, un cigarrillo acompañado de un dedal de orujo y uno se siente dueño de la apacibilidad de<br />
“su casa”, con una omniconsciencia que le hace transparente todo el ámbito doméstico, pero, con harta<br />
frecuencia, se le escapa de su memoria o no se da cuenta de que esa lucecita activa e intermitente de su<br />
razón le está indicando que no todo funciona adecuadamente, que le falta algo para que la conciencia<br />
del todo, junto al orujo y al cigarrillo, conviertan la sentida mansedumbre del hogar en algo debido y<br />
compartido. Es, entonces, cuando la vergüenza del olvido nos recuerda las deudas contraídas con<br />
compañeros que, ahora sí, comparten la “bondad” de “una casa” que se sigue ampliando gracias a los<br />
materiales aportados por los que han sido rescatados de un silencio indebido. Quiero decir que quien<br />
habla ahora no soy solamente yo, sino la voz de otros que se expresan en mi voz. Y el cigarrillo y el<br />
orujo lo son en sí, pero también se consumen como metáfora.<br />
3.2.1. He de reconocer, para empezar con orden, que mis reflexiones recurren a un<br />
lenguaje que manejo y manipulo, en el sentido de que su plasticidad me permite someterlo a procesos<br />
de depuración sintáctica y de simplificaciones o enriquecimientos semánticos. Intervención ésta, sin<br />
duda, obligada para poderse comunicar con acierto y que no tiene nada que ver con la manipulación<br />
63 Véase Luis Enrique ALFONSO, o.c., p. 54.<br />
64 Francisco FERNÁNDEZ BUEY, “Ideas para un enfoque socialista ecológicamente fundamentado” , Mientras<br />
tanto, nº 50, mayo-junio, 1992, pp. 15-34.<br />
65 Casi la totalidad de los planteamientos que presento en esta tercera parte del trabajo, proceden de una<br />
reflexión del discurso incisivo, antihegemónico y clarividente que nos regala Luis Enrique ALONSO en los<br />
artículos citados ya más arriba. He de agradecer al autor los momentos apasionados que me ha hecho pasar<br />
con la lectura de los mismos y pedirle perdón por el uso indebido que voy a hacer aquí de estas ideas que las<br />
suyas me han sugerido.<br />
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