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76Tú que en <strong>el</strong> trono estr<strong>el</strong>larloTe sientas cual Vírjen pura,Gracia obten que dé venturaA tus hijos desdichados.Si <strong>el</strong> ánimo atribuladoY la conciencia aflijidaA tí acude desvalida,Paz y consu<strong>el</strong>o ha logrado.De hoy mas en mis afliccionesEn tí buscaré consu<strong>el</strong>o, •Esperando que tú <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>oAbras á mis oraciones.Mas la bienaventurada Vírjen no es la única de losmortales á quien cantan. Encuentro también en <strong>el</strong> mismolibrito un himno á S. José, d<strong>el</strong> cual la siguiente es la primeraestancia.Ardiendo en tu santo fuegoYa mi corazón rendido,¡ Oh José ! de Dios querido,Interpon por mí tu ruego.Tal vez <strong>el</strong> lector no sabrá que no quedan satisfechoscon orar á los seres animados; algunas veces claman igualmenteá cosas inanimadas. En efecto, parecen dispuestosá adorar cuasi á todas las cosas, escepto solo Aqu<strong>el</strong> áquien deben prestar su adoración. - Para dar un soloejemplo, citaré la siguiente súplica, que encuentro en la" Letanía d<strong>el</strong> bendito Sacramento," según lo llaman." O trigo de los escojidos, ten misericordia de nosotros."; Qué oración es esta para ser sancionada de un Arzobis-
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