gallega
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ALTA COCINA GALLEGA<br />
el vino gallego<br />
Tras cursar estudios en Vigo, ciudad donde nació, se traslada a la<br />
facultad de Farmacia en el campus de Santiago de Compostela<br />
para iniciar su etapa universitaria. En el ecuador de la licenciatura,<br />
Dioniso entra con fuerza en su mente estudiantil, tanto, que<br />
marcará su vocación y, desde luego, su devoción por el vino. En<br />
aquellos días compostelanos, los vinos que servían en tazas eran,<br />
salvo contadas excepciones, infames: debía hacer algo por el bien<br />
de los vinos gallegos. Con este propósito, terminó la licenciatura<br />
en Farmacia e inmediatamente se trasladó a la ETSI Agrónomos<br />
de Madrid para realizar el Máster en Enología y Viticultura.<br />
Desde el principio, la orientación de su trabajo no se limitó a la<br />
enología, sino que la proyectó hacia el asesoramiento integral de la<br />
producción, abarcando la dirección de viñedos y la elaboración de<br />
los vinos. Esta interrelación le ha permitido entender el porqué de<br />
La Mar<br />
El Caíño blanco es una variedad de la cual hacia finales de los<br />
ochenta quedaban muy pocas cepas y estas se encontraban solo<br />
en el valle de O Rosal. ¿El motivo? A pesar de la excelente fama<br />
que tiene, es una variedad que resulta muy complicada de cultivar;<br />
algunas de las razones son:<br />
– Es la más tardía en alcanzar la maduración; se vendimia a<br />
principios de octubre.<br />
– Desarrolla mucha vegetación, por lo que se deben realizar<br />
deshojados manuales.<br />
– Es bastante sensible a los ataques de hongos (mildiu, botritis),<br />
abundantes en nuestro clima.<br />
– Es la variedad blanca menos productiva de Rías Baixas, con<br />
granos de uva y racimos pequeños.<br />
Hace ahora unos quince años tuve el placer de conocer esta joya, el<br />
Caíño, «O rey do viño». Poco después, en 2004, estaba proyectando<br />
doce hectáreas para plantar en una zona complicada, de fuerte<br />
pendiente, pobre y con muchas dificultades para que las cepas<br />
pudieran enraizar. Tenía previsto plantar seis hectáreas de Caíño y<br />
seis de Albariño, pero finalmente decidí plantar las doce hectáreas<br />
con mi querido Caíño blanco. A pesar de lo difícil de esta plantación,<br />
hoy en día, con la perspectiva de los años, sé que fue una sabia<br />
decisión. Esta complicada parcela nos da un Caíño que extrae los<br />
minerales del suelo de esquisto reflejándolos en el vino final.<br />
La decisión de incrementar nuestra superficie plantada de Caíño<br />
nos permitió, por fin, elaborar un monovarietal sin necesidad<br />
de quitarle al Terras Gauda su esencia. Así, a principios de 2011 y<br />
Emilio Rodríguez<br />
los procesos y actuar en cada paso de la producción. De este modo,<br />
ya desde su primera incursión en el sector y hasta hoy, asumió la<br />
dirección técnica en varias empresas vitivinícolas, combinando esta<br />
labor con un instructivo Posgrado en Dirección y Gestión de Pymes.<br />
Todas las bodegas en las que directamente trabajó o a las que<br />
asesoró, le permitieron ir adquiriendo un conocimiento profundo<br />
sobre la viticultura y enología <strong>gallega</strong>s que actualmente aplica en<br />
la dirección técnica de Terras Gauda.<br />
Profesor de cata en Escuelas de Hostelería y de Enología, así<br />
como en centros públicos españoles y extranjeros, destacan las<br />
clases en el Culinary Institute of America de Nueva York.<br />
Dispone de importantes publicaciones o documentos científico-técnicos<br />
en revistas especializadas, y ha actuado para algunas<br />
de ellas como evaluador de artículos científicos.<br />
Ha realizado y está inmerso actualmente en numerosos<br />
proyectos de investigación en colaboración con universidades y<br />
fundamentalmente con el CSIC, relativos a selección de vid, la<br />
microbiología enológica o los posibles efectos beneficiosos para<br />
la salud del vino y sus subproductos. Gracias a estas líneas de<br />
investigación, en 2009 recibió el Premio de la Real Academia Gallega<br />
de Ciencias como investigador principal de Bodegas Terras<br />
Gauda, compartido con el CSIC por el «Estudio para la mejora de<br />
la calidad del vino Albariño».<br />
Estos proyectos le han permitido figurar como inventor en dos<br />
patentes conjuntas con el CSIC y licenciar una tercera.<br />
después de cuatro largos años de pruebas, lanzamos al mercado<br />
el primer La Mar, el La Mar 2009.<br />
A pesar de estas dificultades, el Caíño es una joya enológica<br />
por las virtudes que atesora:<br />
– Cultivada sobre el mismo suelo, es la variedad que mejor extrae<br />
las características del terroir.<br />
– Desarrolla aromas de frutas tropicales cuando es joven, con<br />
una marcada presencia mineral. Cuando el vino va evolucionando<br />
en la botella, aquellos aromas se tornan en sutiles notas<br />
de resina de pino y compotas de frutas de hueso, marcando<br />
todavía más la mineralidad.<br />
– Su principal virtud se encuentra en la boca. La Mar es un vino<br />
muy glicérico, untuoso, denso y muy largo. Su crianza sobre<br />
lías le proporciona cremosidad y mayor untuosidad si cabe.<br />
– De todas las variedades, es la más ácida, facilitando su excelente<br />
envejecimiento.<br />
Como es habitual al probar una nueva variedad, tratamos de hurgar<br />
en nuestra memoria olfativa y gustativa en busca de similitudes con<br />
otros vinos. En el caso del La Mar, recomiendo un ejercicio de abstracción.<br />
No es tan aromática como un loureiro ni un buen sauvignon,<br />
pero resulta inconfundible su peculiaridad aromática. La boca puede<br />
recordar a la de un poderoso y enérgico chardonnay, pero es más<br />
sutil. ¿Un godello? Podría ser, pero su pujante acidez le aporta una<br />
mayor frescura y aptitud para un refinado envejecimiento. Olvidémonos<br />
de todos los vinos probados hasta hoy, es ni más ni menos que<br />
un maravilloso caíño, es La Mar.<br />
LA<br />
MAR<br />
Nombre: La Mar.<br />
Cosecha: 2012.<br />
Tipo de vino: Blanco.<br />
Denominación de origen: Rías Baixas, O Rosal.<br />
Variedad de uva: 85% Caíño blanco,<br />
8% Albariño, 7% Loureiro.<br />
Viñedo: Terras Gaudas. Plantados entre 1989 y 1990,<br />
tienen en torno a los 25 años; 117 hectáreas para la<br />
Albariño; 33, para la Caíño blanco, y 10, para la Loureiro.<br />
Los viñedos se asientan sobre una franja de pizarra.<br />
Vendimia: Entre el 6 y el 8 de octubre de 2012. Cada<br />
variedad se vendimia por separado, siguiendo las<br />
intervenciones que requiere cada una según sus<br />
características. Las lluvias de primavera y las suaves<br />
temperaturas del verano de 2012 provocaron en las<br />
vides un ciclo muy largo con una lenta, prolongada<br />
y excelente maduración. Las buenas condiciones<br />
durante el inicio del otoño permitieron retrasar la<br />
vendimia hasta que las uvas alcanzaron su momento<br />
óptimo de maduración.<br />
Vinificación: La uva Caíño con la que se elabora se<br />
macera en frío durante más tiempo para aprovechar su<br />
alto porcentaje de piel, favoreciendo así la extracción<br />
de los aromas. Tras la fermentación, se mantiene<br />
el vino en crianza con sus lías durante 2 meses con<br />
battonages periódicos en depósito de acero inoxidable.<br />
Seguidamente reposa a baja temperatura 6 meses<br />
hasta llevarlo a la botella, donde termina de afinarse<br />
durante al menos otros 8 meses.<br />
Embotellado: 16 de septiembre de 2013.<br />
Grado alcohólico: 12,7% vol.<br />
Grado de azúcar en vendimia: 216 g/l.<br />
Producción: 18.000 botellas.<br />
Período óptimo de consumo: 3 años, evoluciona en<br />
botella ganando complejidad y madurez.<br />
Indicaciones de consumo:<br />
– Temperatura de servicio: Entre 10 y 12 ºC. Conviene<br />
abrir el vino un tiempo antes de degustarlo.<br />
– Maridaje: Mariscos y pescados; guisos o carnes al<br />
horno; platos especiados o ligeramente picantes.<br />
Notas de cata<br />
La primera impresión aromática es su marcado carácter<br />
tropical, con recuerdos de mango maduro y piña, así<br />
como su capacidad de extraer las características del<br />
terroir, lo que aporta al vino una notable mineralidad,<br />
con matices terrosos muy agradables en nariz y<br />
retronasal. Estos aromas se ven acompañados de<br />
sutiles recuerdos de hierbas aromáticas y un fondo de<br />
lía fina cremoso y envolvente.<br />
Gracias a su alto contenido en glicerol, la boca de<br />
este vino resulta plena de sabores, jugosa y de gran<br />
untuosidad, con muy buena estructura y cuerpo,<br />
resultando así amplio, goloso y con una sensación<br />
final en la boca que parece no terminar. Además, su<br />
elevada acidez le aporta frescura y facilita el perfecto<br />
envejecimiento del vino.<br />
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