20.01.2020 Views

Elon-Musk-Ashlee-Vance

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Watkins es un británico titulado en robótica industrial e ingeniería eléctrica. Es

famoso en su campo por su ingenio a la hora de solucionar toda clase de problemas.

Mientras trabajaba en Suiza, por ejemplo, encontró la forma de eludir las rígidas

leyes laborales que limitan los horarios de los empleados: automatizó una fábrica de

estampado de metales para que pudiera funcionar veinticuatro horas al día, en lugar

de dieciséis. También es conocido por sujetarse la coleta con una goma negra, vestir

chaqueta de cuero negro y llevar una riñonera negra siempre consigo. La riñonera

contiene su pasaporte, un talonario de cheques, tapones para los oídos, protector solar

y comida, entre otras cosas. «Guarda todo lo que necesito para sobrevivir —dice

Watkins—. Si me separo tres metros de ella, la echo en falta.» Pese a sus pequeñas

excentricidades, Watkins trabajó meticulosamente durante varias semanas, hablando

con los empleados y analizando cada elemento de la cadena de suministro de Tesla

para averiguar cuánto costaría fabricar el Roadster.

Tesla había hecho un buen trabajo a la hora de controlar los salarios de los

empleados. Contrataba a chicos recién salidos de Stanford por 45.000 dólares en

lugar de a profesionales con experiencia que probablemente no querrían trabajar tan

duramente por 120.000 dólares. Pero en lo que respecta a los equipos y materiales,

Tesla era un verdadero espanto. A nadie le gustaba utilizar el programa que hacía el

seguimiento de la lista de materiales, así que no lo utilizaba todo el mundo, y quienes

se decidían a hacerlo solían cometer errores de peso. Partían de lo que valía un

componente de los prototipos y después hacían una estimación del descuento que

esperaban obtener comprándolo al por mayor, en lugar de negociar un precio viable.

En cierto momento, el programa indicaba que cada Roadster debería costar alrededor

de 68.000 dólares, con lo que Tesla obtendría un beneficio aproximado de 30.000

dólares por vehículo. Aunque todo el mundo sabía que las cuentas no estaban bien, se

las enviaron al consejo de administración.

Hacia mediados de 2007, Watkins presentó su informe a Musk. A este no le cabía

duda de que el precio de producción sería elevado, pero confiaba en que disminuiría

significativamente a medida que Tesla afinara el proceso de fabricación e

incrementase las ventas. «Entonces Tim me dio la horrible noticia», dice Musk.

Fabricar cada Roadster rondaría los 200.000 dólares, mientras que Tesla planeaba

venderlo por unos 85.000. «Incluso cuando la producción estuviera a pleno

rendimiento, la cifra no habría bajado de unos 170.000 dólares —afirma Musk—. Por

supuesto, tampoco es que importara mucho, porque aproximadamente un tercio de los

putos autos sencillamente no funcionaba.»

Eberhard intentó salir de aquel aprieto. Asistió a una charla en la que John Doerr,

famoso inversor de capital riesgo que había apostado fuerte por las empresas de

tecnología limpia, dijo que iba a dedicar su tiempo y su dinero a tratar de salvar a la

Tierra del calentamiento global porque se lo debía a sus hijos. Eberhard volvió de

inmediato al edificio de Tesla y pronunció un discurso similar ante unas cien

personas. Proyectó una foto de su hija sobre la pared del taller central y les preguntó a

www.lectulandia.com - Página 117

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!