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Elon-Musk-Ashlee-Vance

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perder relevancia o incluso desaparecer. Una facción de Zip2 se inclinaba por romper

el acuerdo, mientras que Sorkin exigía llegar hasta el final. Musk, que al principio se

había mostrado a favor de la operación, acabó poniéndose en contra. En mayo de

1998 se canceló la fusión de las dos empresas, y la prensa no perdió la oportunidad de

informar con todo lujo de detalles sobre la caótica disputa. Musk instó a la junta

directiva de Zip2 a destituir a Sorkin y a volver a nombrarle director general de la

empresa a él. La junta se negó. Al final, Musk perdió su cargo de presidente y Sorkin

fue reemplazado por Derek Proudian, un inversor de capital riesgo que trabajaba con

Mohr Davidow. Sorkin consideró atroz la actitud de Musk a lo largo de todo el

proceso, y más adelante afirmó que la reacción de la junta directiva y el hecho de que

Musk perdiera el cargo de presidente eran una prueba de que la junta compartía su

opinión. «Hubo una gran cantidad de reacciones y acusaciones —recuerda Proudian

—. Elon quería ser director general, pero le dije: “Esta es tu primera empresa.

Encontremos a un comprador y ganemos algo de dinero, así podrás crear tu segunda,

tu tercera y tu cuarta empresa”.»

Con el acuerdo roto, Zip2 se encontró en una difícil situación. La compañía

estaba perdiendo dinero. Musk aún quería crear servicios directos para los

consumidores, pero Proudian temía que aquello costase demasiado dinero. Microsoft

había pasado a la acción en ese mismo mercado, y las empresas que operaban en el

campo de los mapas, las propiedades inmobiliarias y los automóviles se

multiplicaban. Los ingenieros de Zip2 estaban desanimados y preocupados por la

posibilidad de no poder hacer frente a la competencia. Sin embargo, en febrero de

1999, el fabricante de computadoras Compaq Computer se ofreció a pagar 307

millones de dólares en efectivo por Zip2. «Fue un dinero caído del cielo», afirma Ed

Ho, antiguo ejecutivo de Zip2. La junta aceptó la oferta y la empresa alquiló un

restaurante en Palo Alto y organizó una gran fiesta. Mohr Davidow había

multiplicado por veinte su inversión original, y Musk y Kimbal se habían embolsado

22 y 15 millones de dólares respectivamente. Musk nunca se planteó la posibilidad de

quedarse en Compaq. «En cuanto estuvo claro que la compañía se iba a vender, Elon

se centró en su próximo proyecto», sostiene Proudian. A partir de entonces, Musk

lucharía por mantener el control de sus empresas y conservar el puesto de director

general. «Al empezar estábamos abrumados y simplemente pensábamos que aquellos

tipos debían de saber lo que estaban haciendo —cuenta Kimbal—. Pero no lo sabían.

En cuanto asumieron el control quedó claro que no tenían una visión empresarial.

Eran inversores y nos fue bien con ellos, pero la visión había desaparecido.»

Algunos años más tarde, después de haber tenido tiempo para reflexionar sobre la

situación de Zip2, Musk se dio cuenta de que se podría haber bandeado mejor con los

empleados. «Hasta entonces no había dirigido un equipo de ninguna clase —dice

Musk—. Nunca había sido capitán de un equipo de deporte ni había tenido que

supervisar el trabajo de nadie. Tuve que pensar: “Veamos, ¿qué cosas afectan al

funcionamiento de un equipo?”. Lo primero que se presupone es que las demás

www.lectulandia.com - Página 53

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