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Elon-Musk-Ashlee-Vance

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que, probablemente, la mayoría sentís lo mismo. Hemos demostrado que podemos

hacerlo. Esto es solo el primer paso […] No sé vosotros, pero esta noche voy a

divertirme a lo grande.» A continuación, Mary Beth Brown le dio a Musk unos

golpecitos en el hombro y lo arrastró a una reunión.

El brillo de aquella victoria colosal se desvaneció al poco de terminar la fiesta, y

la gravedad del infierno financiero de SpaceX se convirtió de nuevo en la principal

preocupación de Musk. La empresa tenía que financiar el Falcon 9, y además había

dado luz verde a la construcción de otro aparato, la cápsula Dragon, concebida para

trasladar suministros —y, en el futuro, pasajeros— a la Estación Espacial

Internacional. Lo normal es que cualquiera de los proyectos costase más de mil

millones de dólares, pero SpaceX tenía que encontrar una manera de completarlos al

mismo tiempo por una fracción de esa cantidad. La empresa había aumentado

espectacularmente la velocidad a la que contrataba a los empleados y se trasladó a

una sede mucho más grande en Hawthorne (California). Contaba con un encargo del

Gobierno de Malasia para poner en órbita un satélite utilizando un vuelo comercial,

pero el lanzamiento y el pago correspondiente estaban previstos para mediados de

2009. Mientras tanto, SpaceX luchaba para simplemente pagar las nóminas.

La prensa no conocía la magnitud de los problemas financieros de Musk, pero

sabía lo suficiente para convertir el menudeo de informaciones sobre la precaria

situación financiera de Tesla en su pasatiempo favorito. En mayo de 2008, una página

web llamada The Truth About Cars puso en marcha una sección denominada «Tesla

Death Watch» [«El velatorio de Tesla»] en la que publicó docenas de entradas a lo

largo del año. El blog se deleitaba especialmente rechazando la idea de que el

verdadero fundador de la empresa fuera Musk, a quien presentaba como un

millonario que había alcanzado la presidencia de la compañía después de robársela

prácticamente a Eberhard, el verdadero genio de la ingeniería. Cuando Eberhard

comenzó un blog que detallaba los pros y los contras de ser un cliente de Tesla, la

web no tuvo ningún reparo en hacerse eco de sus quejas. Top Gear, un popular

programa de la televisión británica, destrozó el Roadster, haciendo que pareciera

como si el automóvil se hubiese quedado sin gasolina durante una prueba en

carretera. «Ahora la gente se ríe de todas aquellas informaciones, pero fue duro —

dice Kimbal Musk—. Un día llegaron a publicarse cincuenta artículos sobre el final

de Tesla.»

Después, en octubre de 2008 (solo un par de semanas después del exitoso

lanzamiento de SpaceX), Valleywag volvió a aparecer en escena. Primero ridiculizó a

Musk por asumir oficialmente el cargo de director general de Tesla en sustitución de

Drori, alegando que los logros de Musk hasta aquel momento habían sido una pura

cuestión de suerte. A continuación publicó un revelador correo de un empleado de

Tesla. El mensaje afirmaba que Tesla había realizado numerosos despidos, había

cerrado su oficina de Detroit y disponía solo de nueve millones de dólares en el

banco. «Tenemos más de 1.200 reservas, lo que sijnifica [sic] que hemos cobrado

www.lectulandia.com - Página 139

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