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Elon-Musk-Ashlee-Vance

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lista de unos ochenta cambios. Como Musk nunca apunta nada, la lista estaba en su

cabeza, y cada semana la repasaba para ver qué habían arreglado los ingenieros. Y se

aplicaban las mismas reglas de ingeniería que en SpaceX: o hacías lo que Musk pedía

o debías estar dispuesto a repasar hasta las propiedades de los materiales para

explicar por qué algo no se podía hacer. «Él siempre decía: “Redúcelo a la física”»,

recuerda Javidan.

En 2012, cuando el desarrollo del Modelo S estaba a punto de finalizar, Musk

refinó sus peticiones y su estilo de dirección. Cada viernes, en el estudio de diseño de

Tesla en Los Ángeles, revisaba el Modelo S con Holzhausen. Este y su equipo habían

abandonado su rincón en la fábrica de SpaceX y tenían su propio local con forma de

hangar cerca de la parte trasera del complejo [8] . El edificio tenía algunos despachos y

una gran superficie abierta donde esperaban pasar revista distintas maquetas de

vehículos y piezas sueltas. En una visita que realicé en 2012 tenían un Modelo S

completo, una versión escueta del Modelo X —un vehículo utilitario deportivo aún

pendiente de aparición en aquel momento— y una serie de neumáticos y tapacubos

alineados contra la pared. Musk subió al asiento del conductor del Modelo S y

Holzhausen al del copiloto. Los ojos de Musk recorrieron el interior durante unos

instantes y finalmente se fijaron en el parasol. Era de color beige, y una costura bien

visible recorría todo el borde y hacía sobresalir el material que lo tapizaba. «Parece

un morro de pato», dijo Musk. Los tornillos que sujetaban el parasol al auto también

estaban al descubierto, y Musk insistió en que cada vez que los veía sentía como si le

clavasen alfileres en los ojos. Aquello era inaceptable. «Tenemos que encontrar el

mejor parasol del mundo y luego hacer uno mejor aún», dijo. Un par de ayudantes

que estaban fuera del auto tomando notas lo apuntaron.

El proceso se repitió con el Modelo X. Tesla iba a combinar un vehículo utilitario

deportivo (también conocidos por su sigla en inglés: SUV) con un monovolumen

construido sobre la base del Modelo S. Holzhausen tenía en el suelo cuatro versiones

diferentes de la consola central del vehículo, para colocarlas una a una y que Musk

las viese. Sin embargo, la mayor parte del tiempo lo pasaron dándole vueltas al tema

de la fila central de asientos. Cada uno tenía una base independiente, de forma que

cada pasajero pudiera ajustar su asiento en vez de tener que mover la fila entera. A

Musk le encantaba la libertad que eso le daba a cada pasajero, pero empezó a

preocuparse después de ver los tres asientos en distintas posiciones. «El problema es

que nunca estarán alineados y quizá se vea horrible —dijo—. Tenemos que

asegurarnos de que no acaban pareciendo un mazacote.»

Durante mucho tiempo me resultó extraño imaginar a Musk como un diseñador

experto. Es un físico de corazón con comportamiento de ingeniero. Así que gran parte

de lo que es Musk debería hacerlo caer en el estereotipo de Silicon Valley: un friki

desastrado que solo identificaría un buen diseño si se lo explican en un libro. Puede

haber algo de cierto en ello, pero él lo ha convertido en una ventaja. Es una persona

muy visual y puede almacenar en su cerebro, para recuperarlas en cualquier momento

www.lectulandia.com - Página 195

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