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Elon-Musk-Ashlee-Vance

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Estados Unidos era el farolillo rojo de la industria de las telecomunicaciones. Los

teléfonos celulares y los servicios móviles verdaderamente atractivos estaban en

Europa y Asia, mientras que los consumidores estadounidenses se tenían que

conformar con equipos anticuados. La aparición del iPhone en 2007 lo cambió todo.

El dispositivo de Apple imitaba la mayoría de las funciones de un ordenador y añadía

algunas capacidades nuevas con sus apps, sensores y localizadores. Google saltó al

mercado con su software Android y los teléfonos que lo acompañaban, y Estados

Unidos se convirtió en la mayor potencia de la industria de la telefonía móvil. Los

smartphones fueron revolucionarios en la integración simultánea del hardware, el

software y los servicios. Era una combinación que encajaba como un guante con las

capacidades de Silicon Valley. El auge del smartphone llevó aparejado un inmenso

estallido industrial que convirtió a Apple en la empresa más valiosa del país y le

permitió que miles de millones de sus ingeniosos dispositivos se esparcieran por todo

el mundo.

Tony Fadell, el antiguo directivo de Apple al que se atribuye la llegada al

mercado del iPod y el iPhone, describe al smartphone como un ejemplo

representativo de una especie de superciclo en el que el hardware y el software han

alcanzado un punto de madurez crítico. Los componentes electrónicos son buenos y

baratos, y el software es más fiable y sofisticado. La combinación de ambos da como

resultado la materialización de ideas que hasta hace poco parecían cosa de ciencia

ficción. Google tiene sus vehículos de conducción autónoma y ha adquirido docenas

de empresas de robótica mientras sigue intentando combinar el código y la máquina.

Nest, la empresa de Fadell, tiene sus termostatos inteligentes y sus alarmas de

incendio. General Electric tiene sus motores a reacción llenos de sensores

programados para informar proactivamente sobre posibles anomalías a los mecánicos

humanos. Y una horda de empresas emergentes ha empezado a combinar dispositivos

médicos con software potente, para ayudar a las personas a monitorizar y analizar su

cuerpo y diagnosticar enfermedades. Se ponen en órbita satélites minúsculos en lotes

de veinte, y en lugar de tener asignada una tarea fija durante toda su vida útil, como

ocurría con sus predecesores, se pueden reprogramar sobre la marcha para realizar

una gran cantidad de operaciones comerciales y tareas científicas. Zee Aero, una

empresa emergente localizada en Mountain View, tiene a mano un par de antiguos

empleados de SpaceX y está trabajando en un nuevo tipo de transporte secreto.

¿Llegarán los automóviles voladores? Quizá.

Para Fadell, el trabajo de Musk es la máxima expresión de esta tendencia. «Se

podía haber limitado a construir un automóvil eléctrico —comenta—. Pero añadió

cosas como el empleo de motores para activar los tiradores de las puertas. Está

uniendo la electrónica de consumo y el software, mientras el resto de las empresas

automovilísticas se preguntan cómo lo ha logrado. Ya sea con Tesla, o con SpaceX

tomando cables Ethernet e instalándolos en el interior de las naves espaciales,

estamos hablando de una combinación entre la técnica de fabricación del viejo

www.lectulandia.com - Página 231

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