Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti
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chón de hojas y divagábamos y divagábamos y hacíamos<br />
proyectos en el que siempre íbamos a estar juntos y<br />
a viajar pero en barco porque los aviones nos daban<br />
miedo y además, así decía Emilio, en la cubierta del barco<br />
podremos jugar al rango y a la payana y en cambio<br />
en los aviones eso está prohibido por las azafatas, y seguíamos<br />
divagando y él iba a ser ingeniero, porque me<br />
gusta la regla de tres compuesta decía, y yo iba a ser<br />
músico porque me gustaba tocar La Cumparsita soplando<br />
en <strong>una</strong> hojilla de fumar a través de un peine, y también<br />
hablábamos de ustedes los viejos y él dictaminaba,<br />
no nos comprenden pero nos quieren, y teníamos fijada<br />
la frontera de los catorce años para escaparnos definitivamente<br />
de su casa y de mi casa e iniciar así el tomo de<br />
aventuras que tantas veces habíamos <strong>con</strong>struido oralmente<br />
Es <strong>con</strong> ese Emilio que sueño y por eso no son<br />
pesadillas La pesadilla viene cuando me despierto y entonces<br />
veo mis manos apretándole el cogote que no era<br />
suave y finito como cuando teníamos ocho nueve diez<br />
sino corto y rechoncho o acaso me pareció así debido al<br />
cuello del uniforme En varias ocasiones, aquí en el Penal<br />
o antes en el cuartel, salió su nombre a luz, y nadie<br />
sabe que era mi primo, y todos coinciden en que era un<br />
verdugo, uno de los durísimos, un canalla que disfrutaba<br />
metiéndole al preso la picana en el culo o en los huevos,<br />
y algunos <strong>con</strong>ocen que murió hace un tiempo pero ignoran<br />
en qué circunstancias y yo no aclaro nada cuando<br />
alguien comenta ojalá no haya sido de muerte natural,<br />
ojalá le hayan machacado el cerebro a ese hijo de puta,<br />
sádico de mierda y otros calificativos igualmente elogiosos<br />
De modo que no es exactamente un sentido de culpa<br />
esto que a veces me desasosiega, sino pensar que esa<br />
madrugada de alg<strong>una</strong> manera acogoté mi infancia Y tal<br />
vez acordarme de la mirada de <strong>con</strong>fianza que él tenía<br />
cuando yo puse los puños juntos como para que me<br />
esposara las muñecas Y tal vez pensar hoy que entonces<br />
habló susurrando por alg<strong>una</strong> razón Quizá porque creyó<br />
que yo no estaba solo en la casa y no las tenía todas <strong>con</strong>-<br />
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