30.04.2013 Views

Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti

Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti

Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

profesional: hay que auscultar el país, señores, ponerle<br />

la oreja junto al lomo para sentir cómo respira y entonces<br />

ordenar, diga treinta y tres, diga por favor Treinta y<br />

Tres Orientales<br />

Pero a esta altura eso no me basta No puedo vivir<br />

aquí y así, <strong>con</strong> la obsesión de que mañana o el próximo<br />

octubre o dentro de dos años, voy a quitar amarras y<br />

emprender el regreso, el mítico regreso, porque el estilo<br />

provisional jamás otorga plenitud, y entonces me interno<br />

en el país Lydia, y esto es mucho más que un símbolo<br />

sexual (sin perjuicio de que allí me interne y sea un lindo<br />

viaje), es también enterarme de lo que se entera la gente<br />

del país Lydia, es escuchar los noticieros de radio y televisión<br />

de cabo a rabo y no solamente cuando les toca a<br />

las noticias internacionales, en la cotidiana espera de<br />

que por fin llegue algo bueno desde allá abajo Pero lo<br />

que llega es que desaparecieron otros cuatro, o murieron<br />

tres en la prisión y no siempre por lo que cierto defenestrado<br />

presidente llamaba “el rigor y la exigencia en<br />

los interrogatorios”, sino pura y exclusivamente por fatiga<br />

y sobresaturación de cárcel Lo que llega es que hubo<br />

más rastrillos y cayeron quinientos y luego soltaron a<br />

cuatrocientos veinte como era previsible, pero quiénes<br />

serán los ochenta restantes, qué les harán<br />

Estamos perdiendo la saludable costumbre de la esperanza<br />

Ya casi no entendemos que otras sociedades la sigan<br />

generando Recuerdo la madrugada del treinta de<br />

noviembre Le había dicho a Lydia que no viniera Quería<br />

estar solo <strong>con</strong> mi escepticismo No creía en el plebiscito,<br />

me parecía <strong>una</strong> trampa ridícula Pero a las tres de la<br />

madrugada me desperté y tuve la corazonada de encender<br />

la onda corta Y la noticia vino como entremezclada<br />

<strong>con</strong> mi sueño (que no había sido particularmente estimulante)<br />

y el NO había arrollado la propuesta de los<br />

milicos, y sólo cuando me <strong>con</strong>vencí de que eso no era<br />

<strong>una</strong> posdata de mi sueño, sino <strong>una</strong> noticia real, sólo entonces<br />

salté de la cama y grité como si estuviera en el<br />

Estadio y de pronto me di cuenta de que estaba llorando<br />

145

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!