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Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti

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tos más y no tengo panza, claro que por otro tratamiento<br />

que tal vez no sea el más recomendable Y los últimos<br />

tiempos, cuando también venían los amigos Eso tenía<br />

algo de bueno y algo de malo, ¿no? Era más entretenido,<br />

por supuesto, y estimulaba provechosas (aunque a veces<br />

demasiado largas) discusiones, que para mí tuvieron<br />

siempre <strong>una</strong> clara utilidad: me servían para descubrir en<br />

mí mismo qué pensaba verdaderamente sobre tantos temas<br />

Pero ese verano colectivo también era malo, porque<br />

nos quitaba intimidad y arrin<strong>con</strong>aba nuestra posibilidad<br />

de diálogo (la de nosotros dos), limitándola nada<br />

más que a la cama, un sitio donde por lo común usábamos<br />

otros medios de comunicación Y en qué desparramo<br />

ha acabado todo el clan Alguno ya no está más<br />

Creo que las mujeres andan por Europa (¿te escribís <strong>con</strong><br />

ellas?) Tengo entendido que uno de los muchachos<br />

anda por ahí, ¿lo ves a veces?, dale mis abrazos, ¿qué<br />

hace? ¿trabaja? ¿estudia? ¿sigue muy mujeriego? Conservo<br />

un buen recuerdo de su erudición tanguera y de su<br />

vena <strong>con</strong>ciliadora ¿Cómo estará Solís? ¿Seguirá existiendo<br />

El Chajá? Era lindo almorzar en su salón de troncos,<br />

por lo general repleto de ingleses, amables y distantes<br />

como siempre ¿Por qué les gustaría tanto a los ingleses<br />

ese balneario? A lo mejor les gustaba por las mismas<br />

razones que a nosotros: allí todavía (al menos en aquellos<br />

años) se recuperaba la sensación de espacio; se podía<br />

ver la playa como playa y no como un vasto negocio<br />

<strong>con</strong> arena; el marco natural había sobrevivido, ya que las<br />

viviendas, aun las decorosamente suntuosas, no agraviaban<br />

el paisaje De mañana temprano era bárbaro caminar<br />

y caminar junto a la orilla, recibiendo en los pies esas<br />

olitas suaves que te daban ganas de seguir viviendo<br />

Creo que eso nos gustaba también, porque de algún<br />

modo simbolizaba al Uruguay de entonces, país de olitas<br />

suaves, no de las batientes tempestades que vinieron<br />

después En uno de los extremos había rocas, pero no<br />

grandes rompientes Uno sencillamente se sentaba y, el<br />

agua invadía los espacios entre roca y roca, recorría y<br />

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