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O también, <strong>de</strong> acuerdo con los kirguises d<strong>el</strong> centro <strong>de</strong> Asia, cuando dos hombres primitivos<br />
cuidaban <strong>de</strong> un gran buey y habían estado sin beber durante mucho tiempo y casi se<br />
hallaban muertos <strong>de</strong> sed, <strong>el</strong> animal les consiguió <strong>el</strong> agua abriendo <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o con sus gran<strong>de</strong>s<br />
cuernos. Así es como se hicieron los lagos en <strong>el</strong> país <strong>de</strong> los kirguises. 56<br />
Una figura <strong>de</strong> payaso que trabaja en continua oposición a los buenos <strong>de</strong>seos d<strong>el</strong><br />
creador, aparece muy a menudo en <strong>el</strong> mito y en <strong>el</strong> cuento popular y es culpable <strong>de</strong> los males<br />
y dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> este lado d<strong>el</strong> v<strong>el</strong>o. Los m<strong>el</strong>anesios <strong>de</strong> la colonia <strong>de</strong> Nueva<br />
Bretaña hablan <strong>de</strong> un oscuro ser, “<strong>el</strong> primero que estuvo aquí, quien dibujó dos figuras<br />
masculinas en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, abrió su propia pi<strong>el</strong> y roció <strong>las</strong> figuras con su sangre. Arrancó dos<br />
hojas gran<strong>de</strong>s y cubrió con <strong>el</strong><strong>las</strong> <strong>las</strong> figuras, que se convirtieron [265] en dos hombres<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algún tiempo. Los nombres <strong>de</strong> los hombres eran To Kabinana y To Karvuvu.<br />
To Kabinana se fue solo, se subió a un cocotero que tenía frutos <strong>de</strong> color amarillo<br />
claro, cortó dos todavía ver<strong>de</strong>s y los tiró al su<strong>el</strong>o; se rompieron y se convirtieron en dos<br />
hermosas mujeres. To Karvuvu admiró a <strong>las</strong> mujeres y le preguntó a su hermano cómo <strong>las</strong><br />
había conseguido. “Sube a un cocotero —dijo To Kabinana—, corta dos frutos ver<strong>de</strong>s y<br />
tíralos al su<strong>el</strong>o”. Pero To Karvuvu tiró los frutos con la punta hacia abajo, y <strong>las</strong> mujeres que<br />
salieron <strong>de</strong> <strong>el</strong>los tenían <strong>las</strong> narices feas y ap<strong>las</strong>tadas.” 57<br />
Un día, To Kabinana hizo un pez Thum <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y lo puso a nadar en <strong>el</strong> océano<br />
para que en ad<strong>el</strong>ante fuera un pez vivo. Este pez Thum llevó los peces Malivaran hacia la<br />
playa, don<strong>de</strong> To Kabinana simplemente los recogió <strong>de</strong> la orilla. To Karvuvu admiró al pez<br />
Thum y quiso hacer uno y cuando aprendió cómo, hizo en su lugar un tiburón. Este tiburón<br />
se comió los peces Malivaran en vez <strong>de</strong> llevarlos a la playa. To Karvuvu, llorando, fue hacia<br />
su hermano y le dijo: “Quisiera no haber hecho ese pez, no hace sino comerse a todos los<br />
otros.” “¿Qué c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> pez es?” —le preguntó su hermano—. “Bueno —contestó—, hice un<br />
tiburón”. “Eres un sujeto <strong>de</strong>sagradable —le dijo su hermano—. “Lo que has hecho será causa<br />
<strong>de</strong> que sufran todos nuestros <strong>de</strong>scendientes mortales. Ese pez se comerá a todos los otros y a<br />
la gente también.” 58<br />
Detrás <strong>de</strong> esta frivolidad es posible ver que la causa única (<strong>el</strong> oscuro ser que se cortó a<br />
sí mismo) está <strong>de</strong>ntro d<strong>el</strong> marco <strong>de</strong> los efectos duales d<strong>el</strong> mundo: <strong>el</strong> bien y <strong>el</strong> mal. El cuento<br />
no es tan ingenuo como parece. 59 Lo que [266] es más, la preexistencia metafísica d<strong>el</strong><br />
arquetipo platónico d<strong>el</strong> tiburón queda implícita en la lógica curiosa d<strong>el</strong> diálogo final. Ésta es<br />
una concepción inherente a cada mito. También es universal <strong>el</strong> poner al antagonista, al<br />
representante d<strong>el</strong> mal, haciendo <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> <strong>de</strong> payaso. Los diablos, tanto los estúpidos<br />
lujuriosos como los engañadores astutos y avisados, son siempre payasos. Aunque pue<strong>de</strong>n<br />
triunfar en <strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> espacio y d<strong>el</strong> tiempo, tanto su persona como su obra <strong>de</strong>saparecen<br />
simplemente cuando la perspectiva se traslada a lo trascen<strong>de</strong>ntal. Son los que equivocan la<br />
sombra por la sustancia: simbolizan <strong>las</strong> imperfecciones inevitables d<strong>el</strong> reino <strong>de</strong> <strong>las</strong> sombras,<br />
y en tanto permanezcamos en este terreno, <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o no podrá ser levantado.<br />
Los tártaros negros <strong>de</strong> Siberia dicen que cuando <strong>el</strong> <strong>de</strong>miurgo Pajana hizo los primeros<br />
56 Harva, op. cit., p. 109, que cita a Potanin, op. cit., vol. II, p. 153.<br />
57 P. J. Meier, Mythen und Erzählungen <strong>de</strong>r Küstenbewohner <strong>de</strong>r Gaz<strong>el</strong>le-Halbins<strong>el</strong> (Neu-Pommern) (Anthropos<br />
Bibliothek, Band I, Heft 1, Münster i. W., 1909), pp. 15-16.<br />
58 Ibid., pp. 59-61.<br />
59 “El universo no actúa en su conjunto como si estuviera bajo eficiente control y supervisión personal. Cuando<br />
escucho algunos himnos, sermones y plegarias que dan por seguro o afirman con simplicidad ingenua que este<br />
vasto cosmos <strong>de</strong>spiadado, con todos los monstruosos acci<strong>de</strong>ntes que entraña, es como una guía cuidadosamente<br />
planeada y conducida por una persona, recuerdo la hipótesis más razonable <strong>de</strong> una tribu d<strong>el</strong> oriente <strong>de</strong> África.<br />
‘Dicen —escribe un observador— que aunque Dios es bueno y <strong>de</strong>seó <strong>el</strong> bien para todos, tiene por <strong>de</strong>sgracia un<br />
hermano medio tonto que siempre interfiere con lo que Él hace’. Eso, por lo menos, guarda alguna semejanza<br />
con los hechos. El hermano medio tonto <strong>de</strong> Dios podría explicar algunas <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>de</strong>primentes y absurdas tragedias<br />
<strong>de</strong> la vida, que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un individuo omnipotente, <strong>de</strong> ilimitada buena voluntad para cada una <strong>de</strong> <strong>las</strong> almas, no<br />
pue<strong>de</strong> explicar <strong>de</strong> nin guna manera.” (Harry Emerson Fosdick, As I See R<strong>el</strong>igion, Nueva York, Harper and<br />
Brothers, 1932, pp. 53-54.)<br />
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