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Krishna y su hermano mayor, Balarama, habían pasado d<strong>el</strong> vientre <strong>de</strong> su madre a unos<br />

pastores para protegerlos <strong>de</strong> este equivalente hindú <strong>de</strong> Nemrod. Y éste mandó <strong>de</strong>monios en<br />

su persecución —Putana la <strong>de</strong> la leche envenenada fue <strong>el</strong> primero—, pero todos fueron<br />

<strong>de</strong>struidos. Cuando todos sus recursos fallaron, Kans <strong>de</strong>cidió atraer a los jóvenes a su<br />

ciudad. Un mensajero fue enviado a invitar a los pastores a un sacrificio y a un gran torneo.<br />

La invitación fue aceptada. Con los hermanos entre <strong>el</strong>los, los pastores llegaron y acamparon<br />

fuera <strong>de</strong> la muralla <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Krishna y Balarama, su hermano, fueron a ver <strong>las</strong> [312] maravil<strong>las</strong> que había en la<br />

ciudad. Había gran<strong>de</strong>s jardines, palacios y bosquecillos. Se encontraron con un lavan<strong>de</strong>ro y<br />

le pidieron algunas ropas finas; pero él se rió y rehusó, y entonces <strong>el</strong>los tomaron la ropa por<br />

la fuerza y se vistieron muy alegremente. Cuando una jorobada le pidió a Krishna que le<br />

permitiera frotarlo con pasta <strong>de</strong> sándalo, él se acercó, colocó los pies en los <strong>de</strong> <strong>el</strong>la, y<br />

poniéndole dos <strong>de</strong>dos <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la barba, la levantó y la <strong>de</strong>jó <strong>de</strong>recha y hermosa. Luego le<br />

dijo: “Cuando haya matado a Kans regresaré y estaré contigo.”<br />

Los hermanos llegaron al estadio vacío. Allí se puso <strong>el</strong> arco d<strong>el</strong> dios Shiva, d<strong>el</strong> alto <strong>de</strong><br />

tres palmeras, gran<strong>de</strong> y pesado. Krishna avanzó hacia <strong>el</strong> arco, tiró <strong>de</strong> él, y <strong>el</strong> arco se rompió<br />

con un gran ruido. Kans oyó <strong>el</strong> sonido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su palacio y se sobrecogió.<br />

El tirano mandó sus tropas para que mataran a los hermanos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Pero los jóvenes asesinaron a los soldados y volvieron a su campamento. Dijeron a los<br />

pastores que habían dado un paseo interesante, cenaron y se fueron a dormir.<br />

Kans tuvo aqu<strong>el</strong>la noche sueños terribles. Cuando <strong>de</strong>spertó, or<strong>de</strong>nó que prepararan<br />

<strong>el</strong> estadio para <strong>el</strong> torneo y tocaran <strong>las</strong> trompetas para reunir al pueblo. Krishna y Balarama<br />

llegaron vestidos <strong>de</strong> juglares, seguidos <strong>de</strong> los pastores, sus amigos. Cuando entraron por la<br />

puerta, había un <strong>el</strong>efante salvaje preparado para <strong>de</strong>shacerlos, po<strong>de</strong>roso como diez <strong>mil</strong><br />

<strong>el</strong>efantes corrientes. El que lo guiaba lo encaminó directamente a Krishna. Balarama le dio un<br />

golpe tal con su puño, que se <strong>de</strong>tuvo y comenzó a retroce<strong>de</strong>r. El que lo guiaba lo hizo atacar<br />

<strong>de</strong> nuevo, pero los dos hermanos lo azotaron contra <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, y murió.<br />

Los jóvenes marcharon por la arena. Todos vieron lo que sus propias naturalezas les<br />

rev<strong>el</strong>aron: los luchadores pensaron que Krishna era un luchador, <strong>las</strong> mujeres que era un<br />

tesoro <strong>de</strong> b<strong>el</strong>leza, los dioses lo reconocieron como su señor y Kans pensó que era Mara, la<br />

Muerte misma. Cuando hubo <strong>de</strong>shecho a todos los luchadores que enviaron en su contra, y<br />

al fin mató al más fuerte, brincó al palco real, arrastró al tirano por los cab<strong>el</strong>los y lo mató. Los<br />

hombres, los dioses y los santos mostraron su d<strong>el</strong>eite, pero <strong>las</strong> mujeres d<strong>el</strong> rey vinieron a<br />

llorarlo. Krishna, al ver su dolor, <strong>las</strong> consoló con su sabiduría primigenia: “Madre —dijo—<br />

no llores. Nadie pue<strong>de</strong> vivir y no morir. Imaginarse a uno mismo como [313] poseedor <strong>de</strong><br />

algo es estar equivocado; nadie es padre, madre o hijo. Hay sólo <strong>el</strong> círculo continuo d<strong>el</strong><br />

nacimiento y <strong>de</strong> la muerte”. 31<br />

Las leyendas d<strong>el</strong> re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>scriben <strong>el</strong> período <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación como causado por<br />

una culpa moral <strong>de</strong> parte d<strong>el</strong> hombre (Adán en <strong>el</strong> paraíso, Jemshid en <strong>el</strong> trono). Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong><br />

punto <strong>de</strong> vista d<strong>el</strong> ciclo cosmogónico, hay una alternancia regular <strong>de</strong> aciertos y errores, que<br />

es característica d<strong>el</strong> espectáculo d<strong>el</strong> tiempo. Como en la historia d<strong>el</strong> universo suce<strong>de</strong> en la <strong>de</strong><br />

<strong>las</strong> naciones; la emanación lleva a la disolución, la juventud a la vejez, <strong>el</strong> nacimiento a la<br />

muerte, la vitalidad creadora <strong>de</strong> formas al peso muerto <strong>de</strong> la inercia. La vida se agita,<br />

precipita formas, y luego se apaga <strong>de</strong>jando todo atrás. La edad <strong>de</strong> oro, <strong>el</strong> reinado d<strong>el</strong><br />

emperador d<strong>el</strong> mundo, alternan, en <strong>el</strong> pulso <strong>de</strong> todos los momentos <strong>de</strong> la vida, con la tierra<br />

baldía, reino d<strong>el</strong> tirano. El dios que es <strong>el</strong> creador, se convierte al fin en <strong>de</strong>structor.<br />

Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista <strong>el</strong> ogro tirano no es menos representativo d<strong>el</strong> padre que <strong>el</strong><br />

anterior emperador d<strong>el</strong> mundo cuya posición usurpó, o que <strong>el</strong> héroe brillante (<strong>el</strong> hijo) que ha<br />

<strong>de</strong> suplantarlo. Él representa lo estable, así como <strong>el</strong> héroe es <strong>el</strong> portador <strong>de</strong> los cambios. Y<br />

dado que cada momento d<strong>el</strong> tiempo se libera <strong>de</strong> los grilletes d<strong>el</strong> momento anterior, así este<br />

31 Adaptado <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Nivedita y Coomaraswamy, op. cit., pp. 236-237.<br />

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