Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
hubiera sospechado <strong>de</strong> no haber estado <strong>de</strong>seando irse a pescar.<br />
Estaba tan ocupada fingiendo hacer cosas que <strong>el</strong> cru<strong>el</strong> vacío d<strong>el</strong> día que me<br />
aguardaba por d<strong>el</strong>ante se me vino encima una vez que se hubo ido. Decidí que no me<br />
iba a quedar en casa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> contemplar durante dos minutos <strong>el</strong> silencioso<br />
t<strong>el</strong>éfono <strong>de</strong> la cocina. Consi<strong>de</strong>ré mis opciones.<br />
No iba a llamar a Jessica. Hasta don<strong>de</strong> sabía, se había pasado al lado oscuro.<br />
Podía ir en coche hasta La Push y recoger la moto, una i<strong>de</strong>a atrayente <strong>de</strong> no ser<br />
por un problema insignificante: ¿quién me iba a llevar a urgencias luego, cuando lo<br />
necesitara?<br />
O... ya tenía nuestro mapa y la brújula en <strong>el</strong> coche. Estaba casi segura <strong>de</strong> haber<br />
comprendido <strong>el</strong> método lo bastante bien como para no per<strong>de</strong>rme. Tal vez hoy<br />
pudiera <strong>de</strong>scartar un par <strong>de</strong> líneas y <strong>de</strong>spejar <strong>el</strong> programa para cuando Jacob<br />
<strong>de</strong>cidiera volver a honrarme con su presencia. Me negaba a pensar cuánto tiempo<br />
podía pasar, o si iba a ser para siempre...<br />
Sentí una punzada <strong>de</strong> culpabilidad al compren<strong>de</strong>r cómo le iba a sentar aqu<strong>el</strong>lo a<br />
Charlie, pero la ignoré. Hoy no me podía volver a quedar en casa.<br />
A los pocos minutos me encontraba en <strong>el</strong> ya conocido y embarrado camino que<br />
llevaba a ningún sitio en particular. Conducía con las ventanillas bajadas todo lo<br />
<strong>de</strong>prisa que era razonable para mi vehículo mientras disfrutaba d<strong>el</strong> viento sobre mi<br />
rostro. El día estaba nublado, pero casi seco, un tiempo realmente bueno en <strong>el</strong> caso<br />
<strong>de</strong> Forks.<br />
Necesité más tiempo para ponerme en marcha d<strong>el</strong> que hubiera invertido <strong>de</strong><br />
haber estado con Jacob. Después <strong>de</strong> aparcar en <strong>el</strong> lugar <strong>de</strong> costumbre, tuve que<br />
estudiar la aguja <strong>de</strong> la brújula y las marcas d<strong>el</strong> mapa —ahora gastado— durante un<br />
cuarto <strong>de</strong> hora largo. Me a<strong>de</strong>ntré en los bosques una vez que estuve razonablemente<br />
segura <strong>de</strong> seguir la línea correcta <strong>de</strong> las coor<strong>de</strong>nadas.<br />
El bosque era un hervi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> vida ese día, ya que todas las pequeñas criaturas<br />
habían salido a disfrutar <strong>de</strong> la momentánea sequedad. No sabía la razón, pero <strong>el</strong><br />
lugar tenía un aspecto más siniestro que otros días a pesar <strong>de</strong> los silbos y graznidos<br />
<strong>de</strong> los pájaros, <strong>el</strong> zumbido <strong>de</strong> los insectos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> mi cabeza y <strong>el</strong> ocasional<br />
correteo <strong>de</strong> los ratones entre los arbustos. Me recordaba a mi más reciente pesadilla.<br />
Sabía que eso se <strong>de</strong>bía únicamente al hecho <strong>de</strong> que estaba sola y echaba <strong>de</strong> menos <strong>el</strong><br />
<strong>de</strong>spreocupado silbido <strong>de</strong> Jacob y <strong>el</strong> sonido <strong>de</strong> otro par <strong>de</strong> pies por <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o húmedo.<br />
Cuanto más me a<strong>de</strong>ntraba en <strong>el</strong> bosque, mayor era <strong>el</strong> <strong>de</strong>sasosiego. Respirar<br />
comenzó a ser difícil, no a causa d<strong>el</strong> ejercicio, sino porque volví a tener problemas<br />
con <strong>el</strong> estúpido agujero d<strong>el</strong> pecho. Mantuve los brazos pegados al torso e intenté<br />
<strong>de</strong>sterrar la pena <strong>de</strong> mi mente. Estuve a punto <strong>de</strong> volverme, pero me repateaba<br />
<strong>de</strong>sperdiciar <strong>el</strong> esfuerzo ya realizado.<br />
El ritmo <strong>de</strong> las pisadas anestesió <strong>el</strong> dolor y me insensibilizó frente a mis<br />
pensamientos mientras seguía caminando a duras penas. Al final, logré acompasar la<br />
respiración y me alegré <strong>de</strong> haber perseverado. Esto <strong>de</strong> andar campo a través se me<br />
empezaba a dar mejor. Podía jurar que iba más <strong>de</strong>prisa.<br />
Hasta ese momento no me había dado verda<strong>de</strong>ra cuenta <strong>de</strong> lo mucho que había<br />
- 138 -