Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
sus señores.<br />
—¿Podríamos mantener esta conversación en un lugar más apropiado? —<br />
susurró una voz suave <strong>de</strong> forma amenazadora.<br />
—Dudo <strong>de</strong> que eso sea necesario —repuso <strong>Edward</strong>, ahora con mayor dureza—.<br />
Conozco tus instrucciones, F<strong>el</strong>ix. No he quebrantado ninguna regla.<br />
—F<strong>el</strong>ix simplemente preten<strong>de</strong> señalar la proximidad d<strong>el</strong> sol —comentó otra voz<br />
en tono conciliador. Ambos estaban ocultos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unas enormes capas d<strong>el</strong> color<br />
gris d<strong>el</strong> humo, que llegaban hasta <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o y ondulaban al viento—. Busquemos una<br />
protección mejor.<br />
—Indica <strong>el</strong> camino y yo te sigo —dijo <strong>Edward</strong> con sequedad—. B<strong>el</strong>la, ¿por qué<br />
no vu<strong>el</strong>ves a la plaza y disfrutas d<strong>el</strong> festival?<br />
—No, trae a la chica —or<strong>de</strong>nó la primera sombra, introduciendo un matiz<br />
lascivo en su susurro.<br />
—Me parece que no —la pretensión <strong>de</strong> civilización había <strong>de</strong>saparecido, la voz<br />
<strong>de</strong> <strong>Edward</strong> era ahora tajante y h<strong>el</strong>ada. Cambió su equilibrio <strong>de</strong> forma casi<br />
inadvertida, pero pu<strong>de</strong> comprobar que se preparaba para luchar.<br />
—No —articulé los labios sin hacer ningún sonido.<br />
—Shh —susurró él, sólo para mí.<br />
—F<strong>el</strong>ix —le advirtió la segunda sombra, más razonable—, aquí no —se volvió a<br />
<strong>Edward</strong>—. A Aro le gustaría volver a hablar contigo, eso es todo, si, al fin y al cabo,<br />
has <strong>de</strong>cidido no forzar la mano.<br />
—Así es —asintió <strong>Edward</strong>—, pero la chica se va.<br />
—Me temo que eso no es posible —repuso la sombra educada, con aspecto <strong>de</strong><br />
lamentarlo—. Tenemos reglas que obe<strong>de</strong>cer.<br />
—Entonces, me temo que no voy a po<strong>de</strong>r aceptar la invitación <strong>de</strong> Aro, Demetri.<br />
—Esto está pero que muy bien —ronroneó F<strong>el</strong>ix. Mis ojos se iban adaptando a<br />
la penumbra más <strong>de</strong>nsa y pu<strong>de</strong> ver que F<strong>el</strong>ix era muy gran<strong>de</strong>, alto y <strong>de</strong> espaldas<br />
fornidas. Su tamaño me recordó a Emmett.<br />
—Disgustarás a Aro —suspiró Demetri.<br />
—Estoy seguro <strong>de</strong> que sobrevivirá a la <strong>de</strong>cepción —replicó <strong>Edward</strong>.<br />
F<strong>el</strong>ix y Demetri se acercaron hacia la boca d<strong>el</strong> callejón y se abrieron hacia los<br />
lados a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r atacar a <strong>Edward</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dos frentes. Su intención era obligarle a<br />
introducirse aún más en <strong>el</strong> callejón y evitar una escena. Ningún reflejo luminoso<br />
podía abrirse paso hasta su pi<strong>el</strong>; estaban a salvo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus capas.<br />
<strong>Edward</strong> no se movió un centímetro. Estaba con<strong>de</strong>nándose para protegerme.<br />
De pronto, <strong>Edward</strong> giró la cabeza a un lado, hacia la oscuridad <strong>de</strong> la curva d<strong>el</strong><br />
callejón. Demetri y F<strong>el</strong>ix hicieron lo mismo en respuesta a algún sonido o<br />
movimiento <strong>de</strong>masiado sutil para mis sentidos.<br />
—Mejor si nos comportamos correctamente, ¿no? —sugirió una voz musical—.<br />
Hay señoras presentes.<br />
Alice se <strong>de</strong>slizó con ligereza al lado <strong>de</strong> <strong>Edward</strong>, manteniendo una postura<br />
<strong>de</strong>spreocupada. No mostraba signos <strong>de</strong> tensión. Parecía tan diminuta, tan frágil. Sus<br />
bracitos colgaban a sus costados como los <strong>de</strong> una niña.<br />
- 270 -