08.05.2013 Views

Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella

Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella

Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Lo siento, B<strong>el</strong>la —repitió, aunque en esta ocasión su voz fue un murmullo<br />

roto. Se giró d<strong>el</strong> todo y entró en la casa casi a la carrera.<br />

Fui incapaz <strong>de</strong> moverme <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estaba. Contemplé la casita. Parecía<br />

<strong>de</strong>masiado pequeña para albergar a cuatro chicarrones enormes y dos adultos aún<br />

más gran<strong>de</strong>s. Dentro no se produjo ninguna reacción. No hubo revoloteo <strong>de</strong> cortinas<br />

ni eco <strong>de</strong> voces ni atisbo <strong>de</strong> movimiento alguno. El edificio me contempló con<br />

expresión ausente.<br />

Comenzó a lloviznar y varias gotas su<strong>el</strong>tas me asaetearon la pi<strong>el</strong>. No lograba<br />

apartar la mirada <strong>de</strong> la casa. Jacob saldría. Tenía que hacerlo.<br />

La lluvia y <strong>el</strong> viento arreciaron. Dejó <strong>de</strong> llover en vertical y la lluvia comenzó a<br />

caer sesgada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> oeste. Des<strong>de</strong> allí se olía <strong>el</strong> agua salada d<strong>el</strong> mar. Mis cab<strong>el</strong>los me<br />

azotaban en <strong>el</strong> rostro y se quedaban adheridos a las zonas húmedas, enredándose en<br />

mis pestañas. Esperé.<br />

La puerta se abrió al fin y, muy aliviada, avancé un paso.<br />

Billy situó la silla <strong>de</strong> ruedas <strong>de</strong>bajo d<strong>el</strong> marco <strong>de</strong> la puerta. No vi a nadie más<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él.<br />

—Charlie acaba <strong>de</strong> llamar, B<strong>el</strong>la. Le he dicho que estabas <strong>de</strong> camino a casa.<br />

Tenía los ojos colmados <strong>de</strong> conmiseración, y en cierto modo, eso me hizo<br />

claudicar. No hice comentario alguno. Me limité a darme la vu<strong>el</strong>ta como una<br />

autómata y subir al coche. Había <strong>de</strong>jado bajadas las ventanillas, por lo que los<br />

asientos estaban mojados y pegajosos. No importaba. Ya estaba empapada.<br />

¡No es para tanto! ¡No es para tanto!, intentaba reconfortarme mi mente. Y era<br />

cierto, no era tan malo, no se acababa <strong>el</strong> mundo otra vez. Era sólo <strong>el</strong> final <strong>de</strong> un<br />

pequeño remanso <strong>de</strong> paz, un remanso que ahora <strong>de</strong>jaba atrás. Eso era todo.<br />

No es para tanto, admití, pero sí bastante malo.<br />

Había pensado que Jacob había sanado <strong>el</strong> agujero que había en mí, o al menos<br />

lo había s<strong>el</strong>lado, <strong>de</strong> forma que no me doliera tanto. Me equivocaba. Se había limitado<br />

a excavar su propio agujero, por lo que ahora estaba carcomida, como un queso<br />

gruyer. Me preguntaba por qué no me <strong>de</strong>rrumbaba en cachitos.<br />

Charlie me esperaba en <strong>el</strong> porche. Salió a mi encuentro en cuanto reduje la<br />

v<strong>el</strong>ocidad para <strong>de</strong>tenerme.<br />

—Billy ha t<strong>el</strong>efoneado. Dijo que te habías p<strong>el</strong>eado con Jake y que estabas muy<br />

disgustada —me explicó nada más abrirme la puerta.<br />

Sus facciones se horrorizaron cuando, al escrutar mi expresión, reconoció algo<br />

en <strong>el</strong>la. Intenté visualizarme tal y como se me vería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, a fin <strong>de</strong> saber qué<br />

estaba pensando. Sentí <strong>el</strong> rostro vacío y frío, y comprendí a qué le recordaba.<br />

—No ha sucedido exactamente así —farfullé.<br />

Charlie me pasó <strong>el</strong> brazo por los hombros y me ayudó a salir d<strong>el</strong> coche. No hizo<br />

comentario alguno sobre mis ropas empapadas.<br />

—Entonces, ¿qué ha pasado? —inquirió cuando estuvimos <strong>de</strong>ntro.<br />

Retiró la manta <strong>de</strong> punto d<strong>el</strong> respaldo d<strong>el</strong> sofá mientras hablaba y me cubrió los<br />

hombros con <strong>el</strong>la. Entonces me percaté <strong>de</strong> que seguía tiritando.<br />

—Sam Uley le ha dicho a Jacob que no pue<strong>de</strong> seguir siendo amigo mío —<br />

- 162 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!