Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Leer online el libro de luna nueva - Edward y Bella
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—¿Es tan malo <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> Jacob como <strong>el</strong> <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más?<br />
—No se separa <strong>de</strong> Sam —Quil giró la cabeza y escupió por la ventana abierta.<br />
—Y antes <strong>de</strong> eso... ¿Evitaba a todo <strong>el</strong> mundo? ¿Parecía enfadado?<br />
—No tardó mucho más que <strong>el</strong> resto —contestó en voz baja y con tono áspero—.<br />
Tal vez un día. Luego, Sam se lo llevó.<br />
—¿Qué crees que es? ¿Drogas o algo así?<br />
—No veo a Jacob ni a Embry metiéndose en una cosa así... Pero ¿qué sé yo?<br />
¿Qué otra cosa pue<strong>de</strong> ser? ¿Y por qué no se preocupan los ancianos? —sacudió la<br />
cabeza; ahora, <strong>el</strong> miedo asomaba a sus ojos—. Jacob no quería participar en esa...<br />
secta. No comprendo qué le ha podido cambiar —me miró con rostro aterrorizado—.<br />
No quiero ser <strong>el</strong> próximo.<br />
Mis ojos reflejaron su pánico. Era la segunda vez que había oído <strong>de</strong>scribir<br />
aqu<strong>el</strong>lo como una secta. Me estremecí.<br />
—¿Pue<strong>de</strong> prestarnos alguna ayuda tu familia?<br />
Gesticuló con <strong>de</strong>sdén.<br />
—Claro, mi abu<strong>el</strong>o está en <strong>el</strong> consejo <strong>de</strong> ancianos con <strong>el</strong> <strong>de</strong> Jacob, y en lo que a<br />
él concierne, Sam Uley es lo mejor que le ha pasado a este lugar.<br />
Nos miramos <strong>el</strong> uno al otro durante un buen rato. Ya estábamos en La Push y<br />
mi tartana avanzaba muy <strong>de</strong>spacio por <strong>el</strong> camino <strong>de</strong>sierto. Podía ver la única tienda<br />
<strong>de</strong> la reserva d<strong>el</strong>ante, no muy lejos <strong>de</strong> allí.<br />
—He <strong>de</strong> irme —dijo Quil—. Mi casa está justo ahí.<br />
Señaló un pequeño rectángulo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con la mano. Frené y él se bajó <strong>de</strong> un<br />
salto.<br />
—Voy a esperar a Jacob —dije con contun<strong>de</strong>ncia.<br />
—Buena suerte.<br />
Cerró la puerta <strong>de</strong> un portazo y se marchó arrastrando los pies por <strong>el</strong> camino,<br />
con la cabeza inclinada hacia d<strong>el</strong>ante y los hombros hundidos.<br />
El rostro <strong>de</strong> Quil me angustió mientras daba la vu<strong>el</strong>ta para dirigirme a la casa<br />
<strong>de</strong> los Black. Le aterraba ser <strong>el</strong> próximo. ¿Qué estaba pasando allí?<br />
Me <strong>de</strong>tuve en frente <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Jacob, apagué <strong>el</strong> motor y bajé las ventanillas.<br />
El ambiente estaba muy cargado y no soplaba <strong>el</strong> viento. Planté los pies en <strong>el</strong><br />
salpica<strong>de</strong>ro y me instalé dispuesta a esperar.<br />
Un movimiento realizado en <strong>el</strong> campo <strong>de</strong> mi visión periférica me hizo volver la<br />
cabeza. Billy me miraba a través <strong>de</strong> la ventana <strong>de</strong> la fachada con expresión confusa.<br />
Le saludé con la mano y le sonreí forzadamente, pero me quedé don<strong>de</strong> estaba.<br />
Entrecerró los ojos y <strong>de</strong>jó caer la cortina <strong>de</strong>trás d<strong>el</strong> cristal.<br />
Estaba preparada para quedarme tanto tiempo como fuera necesario, pero me<br />
apetecía tener algo que hacer. Desenterré una vieja pluma d<strong>el</strong> fondo <strong>de</strong> mi mochila y<br />
un antiguo examen. Comencé a garabatear en la parte posterior d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> borrador.<br />
Apenas tuve tiempo <strong>de</strong> dibujar una fila <strong>de</strong> rombos cuando se produjo un brusco<br />
golpecito contra mi puerta.<br />
Me incorporé y alcé la vista, esperando ver a Billy, pero fue Jacob quien gruñó:<br />
—¿Qué estás haciendo aquí, B<strong>el</strong>la?<br />
- 155 -