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INFORME 2007 DE CEAR<br />
Sin embargo, la exigencia de que exista un convenio puntual o estable con sus<br />
países de origen y la escasez de centros y plazas para ubicar a los miles de extranjeros<br />
que cada año son detenidos por estar en una situación administrativa irregular<br />
originan que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sólo soliciten a la autoridad<br />
judicial el internamiento de aquellas personas detenidas que por su nacionalidad<br />
pueden ser expulsadas porque exista un acuerdo con su país de origen o quienes,<br />
además de estar en situación irregular, han cometido un hecho delictivo.<br />
Por ello, la mayoría de las personas recluidas en los CIE son ciudadanos de<br />
Marruecos, Colombia o Ecuador, países con los que España tiene un convenio estable<br />
que permite ejecutar las expulsiones con agilidad, y en ocasiones estas cifras<br />
han sido instrumentalizadas para promover la xenofobia y estigmatizar a los ciudadanos<br />
de estos países, en particular entre los mismos policías.<br />
En 2006, el Gobierno repatrió a 97.115 inmigrantes irregulares, 46.277 gracias<br />
a las readmisiones en sus países de origen; 21.163 retornaron de manera<br />
voluntaria y 11.383 fueron expulsados 7 .<br />
En principio, en estos centros sólo está limitada la libertad de movimientos de<br />
los internos y, de acuerdo con las previsiones legales, en ellos podrían vivir familias<br />
enteras, con sus hijos, que por ello deberían tener un espacio adecuado.<br />
Asimismo, el régimen de visitas debería ser prácticamente libre y tendría que existir<br />
un espacio determinado para los abogados que presten su asistencia a los internos.<br />
Pero la realidad de las personas que, sin haber cometido ningún delito, son<br />
internadas en estas pseudocárceles es muy diferente.<br />
Existen varios CIE repartidos por el territorio nacional, cada uno con sus<br />
características propias. En Madrid, se ha construido recientemente uno en una<br />
parte de los terrenos de la antigua prisión de Carabanchel (cuyas galerías albergaron<br />
durante la dictadura a miles de presos políticos), que ofrece mejores condiciones<br />
que el que estaba en el distrito de Moratalaz, ya en desuso.<br />
En Barcelona, el de La Verneda fue reemplazado en agosto de 2006 por uno de<br />
nueva construcción en la Zona Franca 8 y hay otro en Algeciras (Centro de La<br />
Piñera) y en Málaga 9 (Centro Capuchinos) en los que, por los testimonios que se<br />
conocen, las condiciones son peores que en algunas cárceles, ya que a los internos<br />
no se les respetan ni siquiera los derechos que tienen los presos.<br />
Por último, existen otros CIE en Tenerife (Hoya Fría), Gran Canaria (Barranco<br />
Seco), Lanzarote y Fuerteventura (El Matorral), que hasta hace poco tiempo estaban en<br />
pésimas condiciones e incluso ubicados en zonas tan inapropiadas como viejas terminales<br />
de aeropuerto (en el caso de Fuerteventura y Lanzarote, donde continúa siendo<br />
así) o en antiguos recintos militares. Y en Tenerife está el centro de Las Raíces, un<br />
campamento militar que se emplea en función de las necesidades y cuyas condiciones<br />
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