Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Entonces debiste aprender bien la lección.<br />
—Cómo no, todo eso se aprende en el colegio.<br />
—Me caes bien y te voy hacer un favor. Tú nos das los nombres<br />
de tus compinches o, mejor aún, el nombre de quién te mandó<br />
a cometer el delito y prometo ayudarte con el informe que le<br />
entreguemos al fiscal asignado. Soy sincero si digo que apenas<br />
te vi me dije: “Este joven parece gente decente; tendrá cara de<br />
pendejo pero no tiene maldad en el alma”. Vamos, dilo ya: ¿Fueron<br />
los de la oposición? Quiero nombres. Te advierto que tenemos<br />
un equipo de Inteligencia que está detrás de los autores de todos<br />
esos graffitis.<br />
—Tiene que haber una confusión. Verá usted: Me gusta una chica.<br />
Reconozco que estoy enamorado de ella hasta las patas; se llama<br />
Eva María. Ah, ¡si usted la conociera! Está rebuena la petisa…<br />
—Ah, ¿sí? Qué interesante. Entonces fue ella quien te mandó.<br />
Vamos a hacerle un retrato hablado. A ver, a ver: ¿Es choca de<br />
ojos claros, boca sen<strong>su</strong>al, con buenas piernas…? Ya —ya me estás<br />
colmando la paciencia mocoso de mierda. ¡Cantá de una vez o te<br />
juro que te vas a arrepentir!<br />
—Le estoy tratando de explicar, pero usted no me deja. Le decía<br />
que tenía una enamorada con quien terminé hace poco tiempo…<br />
—¿Pero qué significa eso que estabas pintando?: M–A–R–I…<br />
¿Maricón? ¿Eso ibas a pintar? Ya, confesá de una vez.<br />
—¡No! Yo estaba escribiendo <strong>su</strong> segundo nombre que es como a<br />
ella le gusta más que la llamen. El mensaje debía ser así: “María,<br />
volvé conmigo” y, abajo, mi firma: “Gustavo”. En eso aparecieron<br />
los guardias y, como verá, no me dejaron terminar de escribir. Pero<br />
no se preocupe, si usted me deja libre ahorita mismo limpio todo<br />
y le juro por el sagrado nombre de nuestro Presidente que nunca<br />
más lo vuelvo hacer.<br />
Mi inquisidor corta el interrogatorio de un tajo, se levanta furibundo<br />
y, con un carajazo, manda a encerrarme en esta celda.<br />
Ay, ¡<strong>su</strong>erte perra la mía! —eso no fue todo. Lo peor fue que, no<br />
106