Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

—¡Por puta, carajo! ¡Esa cojuda es una puta!
El Toño me mira con rencor; pero es cierto, no se puede negar la
verdad aunque duela.
—¡Esa mierda ha dormido hasta con el diablo! No sé por qué
tanto lío.
—Pero el Toño pues la quiere, hay que comprenderlo.
—¡Ni que fuera pues su primera mujer! ¡Éste ya se ha mandado
a otras!
—Es que es su primer amor, su primer dolor.
—¡Esas son puras huevadas! ¡Qué amor ni qué mierda!
Me callo de golpe. Sé bien lo que es esito; ese dolor es peor que
cagar fuego, pero hay que resistir. Después pasa, todo se olvida.
Además, todos los hombres tenemos que pasar por eso, nada más
hay que aguantar y sobrevivir.
—¡Me quisiera morir, carajo!
—No digas eso, Toño.
—¡Aunque te mates, cojudo! ¿Crees que le va a importar? Esa
mierda no va a cambiar nunca; la puta es puta aunque se mueran
todos los machos.
Se va el caimán; en cualquier rato volvemos a rondar las calles,
pero las cosas se ven mejor con la barriga llena. Iremos a ganarnos
unos pesos en algún lado. Lo mejor es agarrar borrachos; les
damos unos buenos golpes y los amenazamos con cargarlos al
cuartel. Largan hasta su borrachera por hacerse soltar. Después
de la medianoche ya es otra cosa, no aparece ni un alma; todo
está cerrado y solitario, las calles quedan vacías, oscuras, sucias.
Lo peor siempre es el frío, también el hambre y no poder dormir
tranquilo, hay que estar pasando ronda continuamente. Eso sí
nos controlan los cojudos, vienen tres o cuatro veces por noche;
pasan en sus jeeps, bien tragados, bien chupados, bien dormidos.
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