Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

— ¿Señor, tiene una pieza de un euro?
— No, lo siento, nada, respondo sin verle e intento alejarme.
— No se preocupe.
Su ausente insistencia me vence y retorno hablando bajo.
— Si me esperas puedo ir al cajero y sacar dinero, yo también
necesito.
¿Cuánto? ¿Cien euros son suficientes para continuar la estadía de
profesor? Sólo queda el doble en la cuenta, el fin de mes no está
cerca. Salen cien euros, Jasmina mira la pared sobre el cajero. A
veces deja caer los ojos cuando giro para verle.
No puedo inventar el costo de las semanas que quedan. Cómo
hacerlo sin conocerle, decirle que es mucho y por ahora no alcanza
el altruismo.
Parte de su estrategia, mira el billete y sugiere un café.
Café
Nunca lo hace. La ciudad señala el lugar, dentro o fuera. No el
café, nunca lo hace. Elegidos y oscurecidos por la necesidad del
invierno parisino, entramos y pedimos café.
— ¿Hablas alemán? Yo hablo alemán, comienza.
— ¿Y español?
— No, ni una palabra.
Delgada, los ojos hundidos, el cabello recogido, el cuello cubierto por
una bufanda blanca y la boca, lo mejor de Jasmina, esconde cada sílaba
apenas lanzada para disimular muchos dientes que ya no existen.
No habla español, seduce con un francés mal hablado, repite
después de tres frases la misma palabra catastrophe. La vida, su
vida, ingresa dentro de ella.
Viajar en metro desde Bosnia habrá de ser así: Catastrophe.
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