Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
con música y estridencias, producto de los excesos del alcohol.<br />
Asimismo, sería deseable que en esta ocasión, al día siguiente de<br />
la juerga, los funcionarios acudan a <strong>su</strong>s puestos de trabajo sin<br />
incurrir en el tradicional ausentismo.<br />
La verdad, no era ni mi estilo ni mis palabras, pero sí mi idea y con<br />
esa, ya eran tres las notas que se nos adelantaban. Si algo repruebo<br />
en esta vida es la copia. Si de algo abomino es de sentirme parte<br />
del rebaño. Encolerizado, me senté a escribir un artículo que<br />
—seguro— a nadie más se le podía ocurrir. Salió a tres columnas,<br />
letras gruesas y en páginas centrales.<br />
— ¿De qué se trata? me interrogó Pascual, desconcertado.<br />
— ¿No fue así como pasó?<br />
— ¿Cómo puedes saberlo si no fuiste a la fiesta?<br />
— Cierto, pero es tan bueno que así debió de <strong>su</strong>ceder. Pascual<br />
frunció el ceño sin comprender y como yo no me explicaba, se<br />
marchó ofendido.<br />
Por un instante me sentí culpable, pero al releer el artículo e<br />
imaginar la carrera de bicicletas, la cueca de las señoras, el<br />
rompimiento de la piñata, la repartija de ropa a los pobres, el<br />
juramento ético y cada actividad sana y familiar que, según escribí,<br />
había <strong>su</strong>cedido en el aniversario del partido, sentí dicha. No había<br />
riesgo de una nota similar: fabular… Fabular era la clave. Por<br />
lo demás, lo publicado no tuvo mayores consecuencias, salvo<br />
declaraciones amables de los de Fundamos.<br />
Discutir con Pascual era inútil. El debía darse cuenta solo<br />
—para eso era un tipo inteligente— de que había que desterrar<br />
la cobardía. Fueron días difíciles. Entre nosotros se libró una<br />
guerra silenciosa. Mientras yo innovaba, él seguía empeñado en<br />
los métodos tradicionales y siempre que podía, borraba párrafos<br />
o rehacía íntegras mis notas. Lo propio hacía yo con las <strong>su</strong>yas.<br />
Casi no dormí por cinco días, me ayudé con la coca. Chopitea, en<br />
cambio, al final de cada jornada terminaba devastado, roncando<br />
26