Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

Calles
El andar nocturno, repetitivo, no tiene la misma intensidad de
los días precedentes. Pienso en ella, en la crueldad del ser y las
ganancias buscadas cuando alguien deja en otro un fragmento de
su vida.
En largos minutos de no mirar las vidrieras con adornos navideños,
exploro el papel donde escribí su número después de la mano. En
extraña persistencia lo presiono.
Natural, la voluntad cruza la calle hacia una cabina, marca su
número y le pide un segundo encuentro. El único lugar conocido
por ambos, la gigantesca avenida, nos cita.
Espero la siguiente mentira.
Mentira
Nunca gusté de las clases, las doce horas semanales son dolorosas.
Desde las ocho que transito un par de ellas y desde hace minutos
los alumnos evacuaron sus rostros junto a todos los atrevimientos
diarios, creados para hacerme sentir la distancia entre la vida
genuina en París y una presencia pasajera positivamente
inquietante.
Alisto unas cuantas fotocopias que reparto entre todos. El
ejercicio lingüístico más simple siempre funciona y evita las
confrontaciones.
Entre los gritos y las acusaciones, desvío el interés en el interior
del aula. Los cuerpos de quienes me miran son árboles inermes
ante una voluntad más fuerte.
Concluye su paso el último segundo, todos los indeseables
duendecitos salen sin mirarme. Son extrañas las ocasiones en las
que deciden quedarse y conversar, ahora celebro esta huída.
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