Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

luces sucias circundantes al Molino Rojo. Baratas y sucias.
Hoy me agrada, gastaría los euros de fin de año para verles.
Comería en Montmartre.
Cruzaría el puente de un salto.
Autorruta
Jasmina se ha disuelto en París. Desde el lunes no contesta y
el martes sólo me habla la voz de una mujer pidiéndome el
mensaje.
La Avenida es imposible, parto a Lille en la tarde y no regreso
hasta dos días previos al retorno. Imagino a la abuela desconocida
enferma o al hermano jamás nombrado en la cárcel. Lo menos es
pensarla en peligro.
En el Renault, Fred muestra con orgullo el anillo en la mano de
Monia, celebran con un pastel improvisado horneado en la tarde. Han
comido suficiente y debo concluir lo que resta porque me urgen a
limpiar la bandeja. Todo es banal. La explanada verde adormece.
Jasmina mira en cada pausa.
Norte
Lille es París. En tres pasos muere. La densidad de lo francés la
devora mientras los árabes se esconden en Roubaix.
Desde siempre París fue Lille.
Preludio
Sobre el círculo, en la cama, suena el teléfono. Deleble, en posible
huída, la mantengo con la voz fuerte. Adelanto mi ausencia, le
digo “no puedo verte”. Insiste y me pide una tarde en la salida del
Metro, después de la hora del tren.
Crece el círculo, Jasmina reincide. Desde el calor del radiador,
con la mirada puesta en el jardín, Jasmina reincide. Gira el coñac
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