Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

—Tenías razón, esa mujer no vale la pena pero, ¿sabes una
cosa?
—¿Qué?
—Creo que antes de juzgarla hay que comprenderla. Ver de cerca
la muerte te abre a realidad.
Cómo es la vida: hasta unos tiros te pueden dar sabiduría. Su
mirada tiene paz; le envidio, ha encontrado algo que desconozco,
algo que lo ha cambiado. Lo siento más hombre, su presencia
tienen una fuerza que no tiene la mía. Me siento débil y menos
ante él. Le sonrío, volvemos a la mesa. Está contento, lo rodean,
les sigue contando.
—Me han disparado una y otra vez.
—Pero no te han dado, qué ha pasado.
—La bala me rozó y dio en un poste. No sé, en un instante, como
un rayo, comprendí cosas que ni puedo decir. Lo único que sé
ahora es que la vida no es como la pensamos.
Lo dicho, está sabio. Hasta parece que le hubieran disparado con
artillería.
—¡Qué suerte, hermano!
—Me di vuelta y salí corriendo, me seguían disparando.
—Suerte que eran fallutas.
Ya nada es lo mismo, parece que la realidad oculta de la vida se
impone tarde o temprano. Ahí está la risa del Toño, enseñándome
que todo lo que pensamos y sufrimos es ilusión. Me reclino en
la silla, cierro los ojos, los oídos. Lo único que quiero es dormir,
que amanezca e irme al cuartel.
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