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Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

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Allí vi a mujeres y hombres que salían y regresaban de <strong>su</strong>s casas,<br />

casi siempre con la misma sonrisa, con la misma pena; siempre<br />

igual como si el tiempo se estuviera en nosotros. En la noche me<br />

llevabas a darme besos en la oscuridad. Debo admitir que en esas<br />

épocas yo no sabía besar bien, pero tampoco tú me enseñaste cómo<br />

hacerlo; era cuestión de un aprendizaje horizontal, yo un poquito,<br />

tú, quizás, también, otro poquito, y así... inocentes para el amor,<br />

inocentes para el placer, inocentes para la vida.<br />

Allí recuerdo a esa tía tuya que en cuanto me veía, sacaba la<br />

escoba para barrerme como ba<strong>su</strong>ra, para negarme todo ingreso a<br />

tu vida. Ahí te conocí. ¿Recuerdas la panadería donde batíamos los<br />

huevos con cinturones para hacer los bizcochuelos de Todosantos,<br />

donde hacíamos las escaleras para llegar al cielo, al burro para<br />

que nos llevara por las nubes, la corona morada y negra sobre las<br />

tumbas?<br />

Las noches en la mina son distintas porque parece que el cielo<br />

está más cerca, y contigo contamos siempre las estrellas. Habían<br />

estrellas descieladas, apenas perceptibles y a ésas queríamos más<br />

por estar ocultas, por ser las más débiles, por ser ninguneadas, por<br />

estar nomás. Allí cantamos una canción que no recuerdo de quién<br />

es y que decía “El amor de mi vida has sido tú, el amor de mi vida<br />

sigues siendo tú por lo que más <strong>quiera</strong>s no te apartes de mí, por<br />

lo que más <strong>quiera</strong>s no me dejes así...” y nos dejamos un día que<br />

tomamos la flota juntos y nos fuimos a La Paz.<br />

Ahora que regreso ya no estás. No hay el olor al pan. No se oyen las<br />

sirenas de cambio de turno. Ya no existen los gritos de los niños, ni<br />

el correr de los andariveles, ya no hay quién dé a luz. Ya no están<br />

los techos de las casas ni los marcos de las ventanas ni las puertas;<br />

sólo quedan las paredes de barro que me recuerdan que alguna vez<br />

yo dormí abrigado. Supongo que contigo se me fue la tierra, el aire,<br />

el infierno, el mundo, el amor. Ahora sólo hay ruinas.<br />

16<br />

Joaquino

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