Para Blanca Coaquira (Donde quiera esté su reino) - Tres Tribus Cine

Empezó por indagar si a algún miembro de la casa se le había
extraviado un familiar. La señorita Kátiushka, solterona militante,
se alisaba continuamente los pelos y lo miraba fijamente con
sus penetrantes ojos verdes, sin pestañear, mientras prestaba su
declaración. Su voz era melosa, rumorosa, sobre todo cuando
pronunciaba las eres y erres. Dijo que ella era un ejemplar único,
contonéandose lentamente mientras caminaba alrededor del
Inspector; no, nunca había tenido familia. Durante su juventud,
le dijo, no se había relacionado con nadie del vecindario —pura
chusma— decía. La gente de entonces cuidaba que las señoritas
como ella no llegaran a ser gatas cualquiera que terminaran
vinculándose con algún callejero de poca monta; debían ser
mujercitas de su casa, como debe de ser. La señorita Kátiushka,
sin embargo, no dijo que lo habría dado todo por vivir un momento
de pasión alocada con mordiscos y arañazos incluidos, alaridos
infaltables y barullo, para que todos se enteraran de que la bella,
la buena, la perfecta Kátiushka ya no era más una señorita. Ahora,
es cierto, se jactaba de su solteronería ante el Inspector, mas no
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