Tomo 10 IsaÃas - ICE del Centro La Rioja 3029
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¿En qué sentido el v. 6 puede ser la introducción a una nueva sección? En que indica que al<br />
restaurar Jehovah a su pueblo, a su viña, y hacer que eche raíces en su tierra y llene la superficie<br />
<strong>del</strong> mundo con su fruto, no ha procedido con su pueblo como ha procedido con las demás<br />
naciones e imperios. Estos han ido a su turno desapareciendo de la escena política mundial,<br />
mientras que Israel permanece en el foco de la historia. Este pensamiento sustenta el profeta<br />
mediante las preguntas retóricas <strong>del</strong> v. 7: ¿Acaso le ha herido a la manera <strong>del</strong> que lo hirió? Es<br />
decir, ¿acaso Dios ha procedido con su pueblo de la manera que lo hicieron los asirios? <strong>La</strong><br />
respuesta es “no”; porque Dios ha herido a su pueblo con el propósito de hacerle bien al final. Y<br />
si hay motivo de duda, otra pregunta retórica la plantea de una manera más explícita: ¿Acaso ha<br />
sido muerto a la manera de los que lo mataron? <strong>La</strong> respuesta es un “no” contundente, porque<br />
Israel aún existe, mientras que los pueblos que lo mataron (o creyeron haberlo eliminado) ya han<br />
sido eliminados.<br />
Dios ha castigado a su pueblo mediante el recurso de la “expulsión”, es decir, desterrándolo<br />
de su territorio. Dios lo ha dispersado en medio de las naciones mediante el vendaval de la<br />
política mundial. Pero el vendaval pasará y la expulsión llegará a su fin, e Israel será perdonado<br />
y recogido de entre las naciones. El v. 8 dice: ... tú contendiste contra ella, porque el profeta<br />
tiene en mente a Israel como nación, y en hebreo los nombres de las naciones concuerdan con<br />
género femenino.<br />
El celo de Jehovah exige que sea eliminado de la tierra de Israel todo vestigio de culto a otro<br />
dios. Esta es la condición para que sea perdonada la iniquidad de Jacob (v. 9). Israel deberá<br />
convertir en polvo las piedras de los altares paganos y dejar de levantar árboles rituales de Asera<br />
y altares de incienso.<br />
Los vv. <strong>10</strong> y 11 parecen ser una profecía de la ruina de Nínive, la capital <strong>del</strong> imperio asirio.<br />
Esta ciudad fortificada, a la cual no podían acercarse los guerreros más valientes, será, por así<br />
decirlo, invadida por mujeres que recogerán entre sus ruinas ramas secas de entre la maleza que<br />
habrá brotado entre ellas. Esto habrá sucedido porque este es un pueblo sin entendimiento. Por<br />
tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia; el que lo formó no se compadecerá. Parecería<br />
que todo el libro de Jonás está basado en estas palabras de Isaías: Nínive, aquella gran ciudad,<br />
donde hay 120.000 personas que no distinguen su mano derecha de su mano izquierda (Jon.<br />
4:11). Pero otros comentaristas opinan que la referencia es a la ciudad de Samaria, que ya había<br />
sido destruida.<br />
Los vv. 12 y 13 describen la restauración y el retorno <strong>del</strong> pueblo de Dios después que los<br />
imperios mundiales (Asiria y Egipto) hayan sido golpeados por la mano de Jehovah y sea tocado<br />
el shofar 7782 , la gran corneta que anuncia la liberación. Entonces los desterrados y perdidos<br />
volverán a su tierra y adorarán a Jehovah en Jerusalén (v. 13).<br />
V. PROFECIAS DEL TIEMPO DE EZEQUIAS, 28:1-35:<strong>10</strong><br />
<strong>La</strong> parte <strong>del</strong> libro de Isaías que abarca desde 28:1 hasta 35:<strong>10</strong> incluye varias profecías<br />
pronunciadas en los días <strong>del</strong> rey Ezequías, desde poco antes de la ruina de Samaria hasta los días<br />
de la campaña que dirigió Senaquerib contra el reino de Judá. Como en la parte de 7:1 al 12:6,<br />
que incluye profecías pronunciadas en los días <strong>del</strong> rey Acaz, también en esta parte refleja el duro<br />
conflicto <strong>del</strong> profeta con los dirigentes <strong>del</strong> pueblo, que le responden con burla y con escarnio.<br />
Igualmente, en esta parte también, en medio de las profecías de juicio aparecen preciosas<br />
promesas de total restauración <strong>del</strong> remanente <strong>del</strong> pueblo de Dios, como es el caso de 32:1–8<br />
(comp. 9:1–7 y 11:1–16).<br />
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