Tomo 10 IsaÃas - ICE del Centro La Rioja 3029
Tomo 10 IsaÃas - ICE del Centro La Rioja 3029
Tomo 10 IsaÃas - ICE del Centro La Rioja 3029
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Israel.<br />
Por eso, el profeta expresa en 64:1 su profundo anhelo de que por fin Dios desgarrara los<br />
cielos que impiden que sea visto por los seres humanos, y se hiciera visible descendiendo.<br />
Entonces su teofanía o manifestación visual sería tan imponente y conmocionaría el cosmos<br />
haciendo cosas que jamás se han visto ni escuchado, a favor de los que esperan en él (vv. 1–4).<br />
El v. 5, según una opinión muy aceptada en la crítica textual, también expresaría el deseo<br />
vehemente por que Dios saliera por fin al encuentro de aquellos de su pueblo que aún le toman<br />
en cuenta. El profeta expresa tal anhelo, aunque consciente de la indignidad <strong>del</strong> pueblo en<br />
general como para tener tal manifestación de Dios (vv. 6, 7). Sin embargo, en los vv. 9 y <strong>10</strong> de<br />
nuevo apela al carácter paternal de Dios en su relación con su pueblo Israel.<br />
Finalmente, en los vv. <strong>10</strong>–12 el profeta apela a la dignidad de Dios y a la manifestación de su<br />
gloria a los demás pueblos. Termina con dos preguntas retóricas que resumen su intercesión: Con<br />
todo lo ocurrido, ¿vas a contenerte, oh Jehovah? ¿Vas a callar y a afligirnos sin medida? (v.<br />
12).<br />
6. Jehovah responde a la oración <strong>del</strong> profeta, 65:1-25<br />
Esta sección, que abarca todo el cap. 65, constituye la respuesta de Jehovah a la oración <strong>del</strong><br />
profeta, la cual continúa hasta el final <strong>del</strong> libro.<br />
No es posible la manifestación gloriosa de Dios ante la situación de pecado que impera en el<br />
pueblo. Antes de ahora el profeta se había referido a la culpabilidad de los judíos que retornaron<br />
de Babilonia trayendo un culto espiritual y depurado de idolatría, pero sin el respaldo de una<br />
teología práctica y de una ética social (ver caps. 58 y 59). También en 57:1–13 se trata de la<br />
culpabilidad de los samaritanos y de sus aliados judíos. Aquí en el cap. 65 se vuelve a ampliar la<br />
exposición de otros aspectos de la religión popular idolátrica que imperaba en diversos sectores<br />
<strong>del</strong> pueblo.<br />
A pesar de las duras palabras <strong>del</strong> cap. 65, éste constituye un valioso documento<br />
historiográfico que demuestra que en los planes de Dios y en la concepción profética de la<br />
historia, los samaritanos formaban parte <strong>del</strong> pueblo de Dios, aunque su antigua religión es<br />
atacada y se anuncia el juicio divino. Este documento nos muestra que Dios tiene que ver con el<br />
remanente de Efraín, los sobrevivientes <strong>del</strong> antiguo reino de Israel.<br />
Los vv. 1 y 2 muestran cómo la apertura de Dios y su deseo de redimir también a los<br />
samaritanos agotaron casi todos los recursos. Este documento también revela los esfuerzos <strong>del</strong><br />
profeta por hacer volver a los samaritanos al redil, a fin de formar un solo pueblo. Pero los<br />
samaritanos no podían responder a la altura de las expectativas proféticas, en primer lugar por su<br />
antigua hostilidad contra Judá, contra Jerusalén, contra el templo de Jerusalén, y por último<br />
contra los judíos que volvieron de Babilonia y que encarnaban todos estos valores sionistas. En<br />
segundo lugar, no podían responder a los planes divinos de redención por su apego a prácticas<br />
religiosas que no les eran totalmente ajenas puesto que las habían practicado desde los primeros<br />
días <strong>del</strong> establecimiento de las tribus de Israel en Canaán: era el culto idólatra y animista contra<br />
el cual tanto combatieron los profetas de antaño, cuando los reinos de Judá e Israel todavía<br />
estaban en pie.<br />
Además de las prácticas religiosas que eran una desviación o una corrupción de la religión<br />
israelita, los samaritanos habían adoptado rituales de origen mesopotámico, como los sacrificios<br />
en los jardines, el quemar incienso sobre altares de ladrillos, el comer carne de cerdo y de ratón<br />
(comp. 66:17), y otros rituales relacionados con el culto al dios de la fortuna o Gad, y a la diosa<br />
<strong>del</strong> destino, que nos es conocida por el culto antiguo de los árabes, que la llamaban Mani o<br />
203